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Voto de WaldosAstoria:
1
Drama Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto vanguardista, ávido de romper con todo lo hecho hasta ahora en los terrenos de la arquitectura. Dominique Francon (Patricia Neal) es una columnista del periódico The Banner de New York que también ama la individualidad y todo lo que libere al hombre de la esclavitud de las ideas. Juntos, pero "separados", iniciarán una guerra contra el mundo de lo convencional. (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2020
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película me volví demócrata y voté a Bríos, la segunda me dieron ganas de resucitar a King Vidor para poder pegarle. Supongo que a estas alturas todos comprendemos que se llama Liberalismo al sistema económico que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas porque eso es, en definitiva, lo que se hizo para resolver la última crisis y, si echamos la vista atrás, también otras muchas.

Por aquellos tiempos existía una lucha soterrada y sin víctimas entre dos corrientes arquitectónicas, una de ellas denominada racionalista porque procuraba aprovechar al máximo los recursos de un país para promover su desarrollo. La otra corriente era de la siempre, hacer edificios bonitos. King Vidor, en su historia, pretende hacernos creer que toda una nación estaba pendiente de la disputa entre un arquitecto y su crítico y desde el vamos intenta remarcar lo leal del arquitecto a su idea y lo tramoyero del crítico, cosa que evidentemente inclina la opinión hacia uno y otro lado. Para asegurarse la adhesión del público femenino pone de protagonista nada más ni nada menos que a Gary Cooper, un actor cuya historia es, como mínimo, cuestionable.

Tenemos entonces un nido de liberales convencidos haciendo una película que pondrá en tela de juicio la esencia misma del liberalismo: El derecho de un hombre a hacer lo que le venga en gana y, sinceramente, a esto que algunos llaman película yo lo conozco como cine planfletario porque eso es la película, un panfleto de las cosas que han hecho grande a los Estados Unidos de América.

Claro que se olvida de contar que fue la mancomunión de esfuerzos y la empatía con el otro lo que frenó la esclavitud y posteriormente, en los años sesenta y gracias a Kennedy y Lyndon Johnson, la segregación racial. También se olvida de contar como el egoísmo y la codicia hundieron al país en una brutal crisis económica que, no podemos ignorarlo, fue una de las causantes de la Segunda Guerra Mundial. En fin, que egoísta era Judas y solidario Jesucristo también se olvida de decirlo.

Este tipo de películas me trae a la memoria las frases de ciertos amigos míos cuando lo del muro del Berlín: Al fin murió la ideología de izquierdas, el capitalismo ha triunfado. Por mi parte, el momento en el cual cae el muro no fue un instante alegre. De sorpresa, de asombro, pero para nada alegre y no porque admirara a la U.R.S.S. que por lo que sabemos, desde Stalin en adelante, fue gobernado por una élite de dictadores autoproclamados de izquierda, sino por la profunda certeza de que, caído su gran enemigo, los dueños del capital podrían quitarse la careta y tomar venganza sobre los trabajadores y así lo hicieron, atacando metódicamente todas y cada una de las conquistas obtenidas por los trabajadores durante huelgas en las que derramaron algo más que lágrimas. Luego, la posibilidad de las multinacionales de apoderarse de diarios, revistas y emisoras de televisión hizo el resto y hoy, pese a quien le pese, vivimos en un mundo inundado de ideas liberales, donde se defienden a rajatabla las ideas liberales, y donde, aparentemente, se acepta que lo liberal es la solución para todos los problemas del mundo.

Se olvidan, quienes piensan así, de como se distribuye la riqueza a nivel mundial, del gran índice de pobreza, de la gran cantidad de miseria que las políticas liberales provocan en el mundo donde, basados en el derecho ineludible de todo hombre a ser egoísta, se ha dictado un sálvese quien pueda.

Yesta película fue casi contemporánea con el macartismo, movimiento con el que Gary Cooper colaboró denunciando a algunos compañeros y negándose a trabajar con otros.

Este panfleto, con discursos llenos de falacia, con un desprecio absoluto por la solidaridad y vida en comunidad, olvida que el ser humano comenzó a trascender su salvajismo cuando tuvo conciencia del otro. Cuando, al revés que gacelas y ñus, no vaciló en dar la cara a un enemigo poderoso para salvar la vida a un compañero. El egoísmo, por el contrario, es dejar libre al instinto y, llegado al caso como en esta película, una razón de fuerza que nos permite romper la ley si así lo deseamos.

Además sus diálogos imposibles, forzados (¿quien le habla así a una mujer?), su argumento romántico que parece extraído de una novela de Corín Tellado, le quitan gran parte de ese supuesto valor artístico, de tinte de obra clásica, que ha cogido solo por haber sido filmada hace más de sesenta años.

Y a mi me duele el verla, me duele en el espíritu tanto como en los principios y mucho más me duele cuando veo como las ideas defendidas en esta película han transformado al mundo en un infierno.

Un saludo.
WaldosAstoria
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