Esto es lo que declara el protagonista de este pseudodocumental, con la intención de excitar al espectador, y al poco de arrancar la película tenemos una penetración en toda regla como sellando que la intención se va a cumplir. Pero la verdadera intención del protagonista es ser el mejor como acompañante masculino y ganar dinero para poder vivir bien y por eso se dedica al mundo de la prostitución masculina, así como modelo de fotos eróticas y porno. Con él vive Kai, un compañero que parece ser su pareja sentimental y también dedicado a la prostitución masculina. En casa se reúnen con otros jóvenes dedicados también al mundo de la prostitución y hablan sobre todo de sus experiencias con otros hombres, con clientes, pero también hablan de sus ilusiones, de la familia, de Dios. Constituyen un grupo claramente marginado del resto de la sociedad, pero los vemos como desvalidos y muy faltos de cariño, hasta el punto que el espectador se introduce como un miembro más de ese grupo para decirles que no son tan distintos al resto de la sociedad. La gran baza de la película es el protagonista, Peter Pittaros, cuyo cuerpo bien formado y su pene no son el mayor atractivo, si no su permanente sonrisa y su cara de buena persona.