Zach descubre su homosexualidad apenas pasada su adolescencia y se produce una pequeña crisis en la supuesta estabilidad de su vida. Pero al mismo tiempo Zach se da cuenta que debe aprender a quererse y valorarse a si mismo y ello producirá cambios importantes en su vida, cambios que siempre ha deseado. La película esta centrada en este tema, y sumándose a la madurez de Zach aparece el tema del cuidado de un niño por parte de homosexuales. Mediante los cambios en los dibujos del protagonista vamos observando los cambios en su vida. Pasa de pintar su pequeño mundo a pintar un enorme árbol lleno de cosas, lleno de vida y un corazón rojo. La interpretación de Trevor Wright, en el papel de Zech, está llena de matices a pesar de su juventud y en todo momento parece dar la imagen de lo que va ocurriendo en su interior. Por supuesto, los demás personajes secundarios ayudan a hacer creíble esta historia, hasta la interpretación del niño en el papel de su sobrino. El manejo de la cámara, muchas veces a mano pero sin molestar, hace que el espectador se sienta entre los personajes y vive los sentimientos de todos ellos, implicándose hasta el punto de querer ayudarles a resolver sus situaciones. La banda sonora está muy bien colocada porque solo acompaña a las imágenes sin tan siquiera subrayar la escena, tanto en las escenas de surf como en las románticas y la canciones, muy buenas, están colocadas al estilo de las mejores películas que optan a un Oscar.