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Voto de Mostro:
6
5 de enero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película relax por antonomasia.
• Te llaman por teléfono: todos sabemos lo incómodo que es estar viendo en soledad una película y que a alguien se le ocurra llamarnos por teléfono. No es motivo de preocupación, después de la charla protocolaria de diez minutos es muy probable que estén en el mismo plano caminando, no nos habremos perdido nada.
• Llaman a la puerta: para esos momentos que aparece tu madre por sorpresa sin llaves y tienes que abrir. El máximo riesgo es perderse dos líneas de diálogo de las diez que debe de haber en todo el guión.
• Tienes que encargarte de la pizza que estás preparando: sacarla del horno, cortarla, lo habitual. Seguramente se vea a un hombre encima de una piedra en clara analogía espiritual del querer y no poder acercarse a la cúpula celeste. No hay razones para preocuparse, seguirá allí a la vuelta.
• Entran ganas de miccionar en el cine: otra situación harto desagradable. A nadie le gusta levantarse de la butaca e ir a los aseos perdiéndose parte del metraje. No pasa nada, lo más grave sería no formar parte de la discusión sobre la reproducción y búsqueda de agua de los animales del desierto.
Entre otras...
Lo curioso es que al final acabas satisfecho.
• Te llaman por teléfono: todos sabemos lo incómodo que es estar viendo en soledad una película y que a alguien se le ocurra llamarnos por teléfono. No es motivo de preocupación, después de la charla protocolaria de diez minutos es muy probable que estén en el mismo plano caminando, no nos habremos perdido nada.
• Llaman a la puerta: para esos momentos que aparece tu madre por sorpresa sin llaves y tienes que abrir. El máximo riesgo es perderse dos líneas de diálogo de las diez que debe de haber en todo el guión.
• Tienes que encargarte de la pizza que estás preparando: sacarla del horno, cortarla, lo habitual. Seguramente se vea a un hombre encima de una piedra en clara analogía espiritual del querer y no poder acercarse a la cúpula celeste. No hay razones para preocuparse, seguirá allí a la vuelta.
• Entran ganas de miccionar en el cine: otra situación harto desagradable. A nadie le gusta levantarse de la butaca e ir a los aseos perdiéndose parte del metraje. No pasa nada, lo más grave sería no formar parte de la discusión sobre la reproducción y búsqueda de agua de los animales del desierto.
Entre otras...
Lo curioso es que al final acabas satisfecho.