Se podrá criticar su inverosimilitud pero lo cierto es que cuando te des cuenta el capítulo ya se habrá acabado después de observar conspiraciones políticas, de la tripulación, amenazas nucleares, duelos con la población local, conflictos internacionales, misiones secretas... En la desmesura está su principal ventaja, en no dejar pensar si lo que sucede es plausible o no.

Además el hecho de que un submarino nuclear se oponga a su país tiene ese puntillo de rebelión ante el poder establecido que siempre es un punto a favor, máxime si la nación es Estados Unidos.

Cada personaje tiene su interés aunque haya algunos que lo posean más que otros, como suele ocurrir, sobretodo aquellos que fluctúan entre dos bandos y su elección final pueda ser determinante para el devenir de los acontecimientos. Marcus Chaplin es carismático así como el contramaestre Prosser. Por el contrario los personajes de las intrigas políticas son menos interesantes.

Entre las dos historias diferenciadas (la política y la de la tripulación) la segunda es de largo mucho más interesante ya que cuenta con muchos más detalles que la primera y es sencilla de seguir. Si es que los submarinos nucleares molan mucho.

La lástima es que haya sido cancelada y solo existan estos 13 capítulos de los que consta la temporada. La audiencia manda en cadenas como la ABC y el descenso que sufrió es una razón de peso pese a tratarse de uno de los estrenos más potables de la temporada.