Empiezo la película y me choco contra los prejuicios que se ciernen sobre mí desde que vi Stranger Things. Una película que tiene aroma pero que (aparentemente) basa su encanto en dicho aroma. Sí, entiendo a Jeunet cuando se queja airadamente del largometraje añadiendo que este tiene algo de él. Huele a Amelié que apesta (independientemente de que el fruto de la queja sea otra película). Pero como decía Fernández Mallo parafraseando a Borges: "la originalidad consiste en versionar", y sí, la obra de del Toro rápidamente se hace con el timón de su mensaje, enseñándonos una historia que tiene reminiscencias de otras obras (el malo y su diálogo con la amiga de la prota bien podrían estar en Fargo) pero que se aparta de la norma. A lo largo de todo el metraje se nos van proporcionando algunas experiencias visuales que quedarán grabadas en nuestras retinas, dotando a la vieja historia de la Bella y la Bestia de una delicadeza muy difícil de conseguir. Desde hoy es mi película favorita de del Toro porque me ha enseñado que alguien, en este mundo de dinero y de reiteración de fórmulas, puede coger cosas de otra gente enseñándonos algo diferente, aportando algo nuevo y sobre todo, haciéndolo de una manera bonita. Un 9.