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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
10
Terror Regan, una niña de doce años, sufre fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza sobrehumana. Su madre, aterrorizada, tras someter a su hija a múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste, convencido de que el mal no es físico sino espiritual, cree que se trata de una posesión diabólica, y decide practicar un exorcismo... Adaptación de la ... [+]
10 de marzo de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Job 4:14 "Entre pensamientos inquietantes de visiones nocturnas, cuando el sueño profundo descendió sobre los hombres, me sobrevino un espanto, un temblor que estremeció todos mis huesos".

Sólo así se podría resumir lo que transmite el visionado de ésta película.

Sólo ha habido tres películas del cine "mainstrain" (El Exorcista, Pesadilla en Elm Street 1984 y Superstition 1981) que realmente hallan calado tan hondo en el imaginario del público, que sólo pronunciar sus nombres, hacen que la gente o se burle tontamente o mire con recelo dichas películas.

La que aquí nos ocupa, podría decirse que es la mejor de las tres, puesto que a pesar de su tiempo, su visionado no sólo resulta incómodo, si no aterrador. Pero el terror entendido como sentirse sólo y abatido en un caserón umbrío, donde no tienes más consciencia del horror, que las sombras acechantes de tu miedo.

"El Exorcista" es hoy por hoy, la película más terrorífica de todos los tiempos: por mucho que se halla parodiado los esputos verdinosos de Regan, la consabida escena onanista del crucifijo y el "deja que Jesús te folle" o "¿Has visto lo que ha hecho... La cochina de tu hija"... Lo cierto es que nadie que haya conocido, se ha atrevido mínimamente a tomarse a la ligera el trasfondo y las formas de semejante obra.

La historia es por todos ya sabida: extraños sucesos empiezan a inquietar a la familia monoparental Mcneil, la niña sufre terrores nocturnos en apariencia normales en niñas de su edad. Pero lo que en un principio parece un mal menor, se va transformando en un monstruo horrible y desagradable que ni siquiera los avances médicos son capaces de descifrar. Y no hablo ya de la "transformación" física de la niña, hablo de elementos que tocan traumas adultos como son la falta de fe, el sentimiento de culpa o la impotencia ante un destino que se torna cruel y desagradable. Esas debilidades son utilizadas por el mal para atraparnos en sus redes y jugar con nosotros hasta conseguir su preciado objetivo.

La niña es poseída por un antiguo "dios" sumerio llamado Pazuzu, encargado de llevar la enfermedad y plagas a las antiguas civilizaciones. La naturaleza del mal que atormenta a la niña y su familia no se revela en todo su esplendor hasta el tramo medio-final del filme, pero no por ello la película deja de tener un gran ritmo: por un lado se nos plantea al personaje del padre Karras, con su eterna mirada melancólica y dolorida y por otro el del demonio. Ambos van inexorablemente unidos, pues el objetivo primordial del ente maligno es atenazar en sus garras el alma torturada del cura.

Lo aterrador es que ese "plan" se viene gestando incluso antes de que la niña empiece a sufrir la verdadera metamorfosis: en el mismo sueño de Karras, se intercalan imágenes subliminales del demonio, como introito hacia lo que le acecha sin ser él muy consciente, (aunque en el libro, el demonio sí que se lo remarca constantemente ante el incrédulo exorcista)

La versión que se estrenó en el año 2000 con el montaje del director, la película gana con las escenas de la araña y las imágenes subliminales del demonio. Pero pierde al ser las voces en la versión española reemplazadas por otras nuevas, ya que la voz original del doblaje en castellano era mucho más cruda, con una voz de Regan totalmente rota.

En cualquier caso la película sigue rallando a un nivel superlativo a nivel de drama y a nivel de horror: esa es la clave de la película y que la hace siempre tan actual, abordando dudas existenciales y horrores demoníacos de forma seria, sobria y cruda.

Como colofón final, tenemos el duelo entre los exorcistas y el diablo: el padre Merryn, (antiguo Némesis del malvado ente) y el atormentado Karras. Es ahí cuando se producen las escenas más escalofriantes, como aquella en la que aparece la sombra de Regan postrada ante la figura del demonio Pazuzu, la desfiguración subliminal entre el rostro de Regan y el de Karras, avanzando el destino final del cura.

Excelente el diálogo entre la señora McNeil y el padre Merryn, cuando ella le pregunta él por qué a su hija, por qué sucede todo eso y el padre Merryn le responde con pesar que es la ardid del demonio, que busca que nos sintamos desamparados y avergonzados de nosotros mismos inmerecedores de la misericordia divina. Ese es su juego diabólico y al que no hay que sucumbir.

Sin embargo, a estas alturas de la historia, al espectador poco le queda que asistir inerme ante el drama que se va a desencadenar...

Es una película absolutamente brillante, sublime, enternecedora y espeluznante. Que aguante perfectamente la comparación con la novela en la que se basa, (excelente y aun más horrible en sus detalles: pues ya se sabe, el diablo está en los pequeños detalles y tanto la novela como la película están plagados de ellos: la sombra espectral de Regan reflejada en la ventana de su habitación mientras el inspector la observa desde abajo es ante todo sugerente y sobrecogedora.

Por no mencionar la cantidad de símbolos y lecturas que destila el trasfondo del drama.

En resumen: ninguna película ha logrado alcanzar de cerca el horror planteado en la novela/película de Bletty. Tras casi 40 años perturbando la tranquilidad de los espectadores, se puede decir, que su Oscar al guión fue bien merecido y que por muchos Expedientes Worren que se rueden magníficamente. Por encima de todas esas películas siempre planeará el diabólico esplendor del "El Exorcista".

Amén!
Buscapé
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