Se mire por donde se mire, la película es un truño: una cosa es que fabriques un blockbuster y otra es que te rías en el jeto de tu público.

Personajes planísimos, (ya sé que no vamos fisionar un átomo, pero joder... que son más simples que el mecanismo un chupete) que se limitan a darse de hostias y destruir media ciudad sólo porque sus cojones lo mandan: macho alfa contra macho omega.

Ben Affleck mostrando una vez más cuál es el secreto de su carrera: canas en el bisoñé, músculos made in clembuterol y una talega repleta de pasta para ceñir a un más ese Bruce Wayne madurito que se pasa por la piedra a quien sea.

Henry Cavill: un actor cuya carrera empezó discreta pero de calidad y al final el pobre hombre va acabar más encasillado que el Chiquito de la Calzada, enfundado en un traje que pone de moda otra vez el spandex y el uso y abuso de los anabolizantes para rellenar aquello que el cerebro no le da.

Es caótica, inconexa, automasturbatoria y sin un argumento mínimo que te ayude a justificar el por qué cojones has pagado por ir a verla. Como diría la bruja Lola: "Bazzuuuuraaa"