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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
5
Terror. Drama Una historia original sobre Vlad Tepes o Vlad el Empalador, el príncipe rumano en el que se inspiró Bram Stoker para escribir su célebre novela (1897) y crear al vampiro más famoso de todos los tiempos. La película narra la trágica vida de Vlad, qué dilemas tuvo que afrontar y cómo se convirtió en un vampiro. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2014
38 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mito vampírico sigue huerfano desde que Coppola y Neal Jordan nos entregaran sus más que prodigiosas versiones del conde. Desgraciadamente, tras ellos, lo único que hemos vivido son chupasangres que hasta el propio Conde Chocula se partiría de risa, de no ser porque al pobre hombre ya no le quedan colmillos con los que morder tanta mediocridad: entre los vampiros crepusculianos, (Crepúsculo) los vampiros indies, (Sólo los Amantes Sobreviven) y los remakes sin miedo, (Fright Night I y II) nuestro chupasangres favorito ha pasado a mejor vida después de tanta prostitución.

Drácula de Gary Shore ni es el bodrio que auguraban algunos, ni por supuesto, es "la leyenda jamás contada". Se trata de una especie de "entrante" para lo que se supone que va a ser el nuevo milenio hammeriano: una panda de supervillanos que consigan hacer frente a los superhéroes de la Marvel y DC. Es decir, que si por ejemplo, Super Man estaba jodido con la kriptonita, aquí el señor Vlad suda la gota gorda en cuanto le enseñan el brillo de la plata. Es decir, hay un cambio de disfraces pero no de contenido.

El apartado artístico, sonoro y guionil es una mezcolanza de "homenajes" al Drácula de Coppola, (los cromas carmesies con los turcos empalados) y hasta Matrix: el sultán turco lleva un tupé que es una mezcla entre Justin Bieber, Wesley Snipes y por supuesto el efecto "bala".

La sensación no fue mala, de hecho, creo que cualquier amante de la saga Castlevania puede sentir al fin satisfecha el ansia por ver una adaptación imposible del videojuego. Hay momentos incluso que al director se le va la mano, y más parece que nos van a dar un mando de la play o la xbox para manejar al Gabriel Belmont (aquí encarnado por un pobre Luke Evans, que las pasa más putas que Caín, preso de su adicción por los glóbulos rojos) que asistir esa verdadera historia "jamás contada".

El elemento más fulgurante y que podrían haber explotado es, por supuesto, a Charles Dance, (Shardo Nunspa para los más frikis) cuando ambos hablan de la naturaleza del horror: el mundo ya no necesita héroes, si no monstruos que los prevenga de iniciar otra carnicería.

El final resume el espíritu "tutifrutti" del director, donde se plagia el final de Lords Of Shadow I y hasta se toca el palo de "50 Sombras de Grey" con ese genttleman que espeta ante, la más que follable mujer florero fílmico: Sarah Gadon. Cuatro sonetos que ni Asuranceturix sería capaz de concatenar sin un mínimo de vergüenza ajena.

No es una película, es como esos juegos interactivos del Mega CD, con el cónde como protagonista. Ahí es nada...
Buscapé
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