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Voto de Piano y yo:
10
7.6
3,879
Romance. Drama
Gertrud es una mujer madura e idealista que busca el amor absoluto, con mayúsculas, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido, un eminente político, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora de un joven músico que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo ... [+]
27 de junio de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy moderna, que critica la situación de inferioridad de la mujer en los matrimonios de entonces. Cinematógraficamente hablando está muy bien hecha, con una luminosidad similar a la por otro lado mucho más optimista y también genial Ordet la palabra, también de Dreyer.
El argumento que he copiado de otra crítica y la opinión que me suscita las vivencias y desavenencias sufridas por Gertrud van en el spoiler, -coincido al 90% con dicha trozo copiado y en lo que estoy en desacuerdo lo escribo también allí-:
Nota 10 de 10.
El argumento que he copiado de otra crítica y la opinión que me suscita las vivencias y desavenencias sufridas por Gertrud van en el spoiler, -coincido al 90% con dicha trozo copiado y en lo que estoy en desacuerdo lo escribo también allí-:
Nota 10 de 10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La acción tiene lugar a lo largo de 2 días de principios del XX, con un epílogo posterior. Narra la historia de Gertrud, que vivió un idilio de 3 años con su compañero de estudios escritor Gabriel Lidman, que se casó con un eminente abogado, Gustav Kanning, y que, finalmente, se enamora apasionadamente de un joven músico, Erland Jansson. Aspira a un amor compartido en plenitud. Las tres experiencias le dicen que su aspiración no es viable: el hombre tiende a situar el amor por debajo o al servicio del trabajo, a usar a la mujer como objeto de deseo, a establecer compromisos para disimular el desamor (como le propone Gustav) y a confundir el amor con aventuras pasajeras. Gertrud se rebela contra una situación social en la que la mujer lo ha de dar todo en el matrimonio a cambio de menos que todo, en un rol de dependencia e inferioridad, aunque ella tampoco se comporta siempre como un angelito.
Lo único que sí me parece algo criticable de la aptitud de ella, es que con el primer amor que tuvo, el compañero de estudios escritor Gabriel Lidman (Ebbe Rode), ella lo abandona sin un motivo tampoco demasiado grave; él sí parece mostrar su amor hacia ella, y ésta, porque ve escrito en un papel que dentro del ser de los hombres el amor y el trabajo son enemigos irreconciliables, decide en un momento abandonarlo; y luego 30 años después, cuando ya ha decidido divorciarse de su aburrido marido político, dicho compañero de estudios vuelve al pueblo de ella a dar una conferencia y a verla a ella, de la que sigue enamorado, y ella, ante las súplicas y lloros de él, se muestra impasible. De modo que en este caso, me parece que ella actúa duramente con él; todo lo contrario que con el marido político, -que la quiere como objeto de decoración y por el que dirán- y que con el joven pianista, -que la esconde que va a ser padre, y que sólo la quiere como objeto de deseo-, en estos dos casos sí que me parece que ella sufre lo suficiente como para mandarlos a paseo.
El epílogo final, ella, anciana y sola, se agarra esta vez a una simple amistad de otro conocido, le da un tono de optimismo a la película, que, por ejemplo, si la hubiera dirigido Bergman, no creo que hubiera acabado así. En todo caso, es un final coherente, ella ha sufrido bastante, aunque a veces haya sido algo egoísta, pero tampoco ha sido una bruja perversa, de modo que encuentra algo de paz en su interior.
Las dos escenas más divertidas: - La delicadeza con que nos muestra como ella se acuesta con el pianista, nada más abandonar al marido. - Y el desmayo en la conferencia que da el escritor, ella al ver que no es el centro de atención, le da un pasmo, y acaba siendo cuidada por el trío de amantes -político, músico y escritor- y por un médico que es el mismo que en el epílogo final es el último que todavía la aprecia. Los otros 3 han acabado por aborrecerla en mayor o menor grado.
Lo único que sí me parece algo criticable de la aptitud de ella, es que con el primer amor que tuvo, el compañero de estudios escritor Gabriel Lidman (Ebbe Rode), ella lo abandona sin un motivo tampoco demasiado grave; él sí parece mostrar su amor hacia ella, y ésta, porque ve escrito en un papel que dentro del ser de los hombres el amor y el trabajo son enemigos irreconciliables, decide en un momento abandonarlo; y luego 30 años después, cuando ya ha decidido divorciarse de su aburrido marido político, dicho compañero de estudios vuelve al pueblo de ella a dar una conferencia y a verla a ella, de la que sigue enamorado, y ella, ante las súplicas y lloros de él, se muestra impasible. De modo que en este caso, me parece que ella actúa duramente con él; todo lo contrario que con el marido político, -que la quiere como objeto de decoración y por el que dirán- y que con el joven pianista, -que la esconde que va a ser padre, y que sólo la quiere como objeto de deseo-, en estos dos casos sí que me parece que ella sufre lo suficiente como para mandarlos a paseo.
El epílogo final, ella, anciana y sola, se agarra esta vez a una simple amistad de otro conocido, le da un tono de optimismo a la película, que, por ejemplo, si la hubiera dirigido Bergman, no creo que hubiera acabado así. En todo caso, es un final coherente, ella ha sufrido bastante, aunque a veces haya sido algo egoísta, pero tampoco ha sido una bruja perversa, de modo que encuentra algo de paz en su interior.
Las dos escenas más divertidas: - La delicadeza con que nos muestra como ella se acuesta con el pianista, nada más abandonar al marido. - Y el desmayo en la conferencia que da el escritor, ella al ver que no es el centro de atención, le da un pasmo, y acaba siendo cuidada por el trío de amantes -político, músico y escritor- y por un médico que es el mismo que en el epílogo final es el último que todavía la aprecia. Los otros 3 han acabado por aborrecerla en mayor o menor grado.