Si ya de por sí las películas de orígenes de superhéroes de Hollywood suelen pecar de insulsas, cuando se hace a la española la fórmula resulta incluso peor.

Superlópez es un clásico del cómic español, no necesita introducción, al igual que no la necesitan Mortadelo y Filemón. Si sólo tienes una oportunidad para conquistar a la audiencia no puedes desperdiciarla con una mala historia, tienes que ir a por todas con alguna trama mítica como El Supergrupo o La Gran Superproducción.

Si tengo que ponerme exhaustivo a criticar no sabría por dónde empezar, pero se podría resumir en que durante la hora y tres cuartos que dura no me reí ni una sola vez a carcajada limpia.

Porque puedo perdonar los efectos especiales cutres, puedo pasar por alto el casting cuestionable de Dani Rovira como López, o que fusilen la música de Man of Steel sin ningún pudor; pero una película de Super López tiene que ser divertida a rabiar. Parece que no se enteraron de que no se trataba de imitar a Superman, sino de parodiar.

Bueno, sí que me reí de una cosa, y es que al final amenacen con secuela. Cuánta ingenuidad pensar que un bodrio así podría levantar interés suficiente para una segunda parte.