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Voto de Scottie:
8
6.4
3,488
Drama
Henry Chinaski es un escritor alcohólico y genial que se pasa la vida en los bares. Su preferido es el "Golden Horn", frecuentado por un variopinto grupo de vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad. Henry se lleva muy bien con Jim, el barman de día, pero discute frecuentemente con Eddie, el barman de noche, un hombre iracundo y fanfarrón. Un día Henry conoce a Wanda, una mujer todavía bella y tan alcohólica como él. (FILMAFFINITY) [+]
3 de septiembre de 2007
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá me decepcionara un poco en principio, me parecía cutre. Pero, ¿Cómo se puede ambientar el mundo Bukowskiano sin ser cutre? Ese mundo de prostitutas con varices, pensiones de mala muerte y paredes de color incierto, borrachos y borrachas desesperados, atrapados, sin esperanza... Un mundo en el que la única diversión son las peleas en las que salpica la sangre del ebrio. Y sin embargo es en este mundo en el que florece la prosa y la poesía del gran escritor maldito.
Barbet Schroeder se adentra en estos parajes con sencillez y efectividad. Veo a un Mickey Rourke en uno de sus mejores momentos, que mimetiza bastante bien la desenvoltura y el desgarbo de Hank. Faye Dunaway se nos presenta como la perfecta y alcoholizada dama bukowskiana, elegante y decadente. Realmente fascinante.
Barbet Schroeder se adentra en estos parajes con sencillez y efectividad. Veo a un Mickey Rourke en uno de sus mejores momentos, que mimetiza bastante bien la desenvoltura y el desgarbo de Hank. Faye Dunaway se nos presenta como la perfecta y alcoholizada dama bukowskiana, elegante y decadente. Realmente fascinante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mención aparte merece el cameo del propio Bukowski, parroquiano del bar que se queda mirándose a si mismo reencarnado en su juventud. "Así era yo... !Cómo me gustaría volver a esos tiempos!", parecen decir sus viejos ojos. Porque este deseo de volver a una juventud pletórica de borrecheras y peleas sin sentido gana en la ficción de este guión a la vida acomodada que llevaba Bukowski en ese momento.