Tras ver los trece episodios de la primera temporada de “Los 100”, la serie de ciencia ficción basada en el libro homónimo de Kass Morgan, me decido a leer éste, que la joven autora hace protagonizar a 100 jóvenes delincuentes juveniles que, viviendo en una gran nave tras la destrucción nuclear de la Tierra, son enviados a comprobar las condiciones de ésta, tras pasar -las 4.000 personas que quedan de la humanidad- dos generaciones sobreviviendo en el espacio. La joven escritora, con un lenguaje claro y certero, introduce muy bien la trama y me va desvelando poco a poco a cada uno de los personajes principales, mediante unos acertados saltos temporales, manteniéndome enganchada a la acción dramática. Es evidente que para que la adaptación cinematográfica fuera amena, en el film se han omitido muchos aspectos interesantes de la novela, como son la existencia de una inyección paralizante antes de la ejecución de la pena de muerte, un segundo juicio para los menores de edad, el que los padres de la protagonista –que llevan un experimento acerca de los efectos de la radiación en menores - ya hayan sido ejecutados, la persistencia de una biblioteca y objetos de lugares emblemáticos, la existencia de una chica indultada y la diferencia de clases dentro del Arca. Además, la serie introduce una historia de amor, el envío de una cápsula espacial cuya ocupante aporta mucho a la acción y la existencia de una tribu que permanece en el planeta (“los terrestres”) pero, a cambio, me priva del acertado reflejo de las emociones de los/as chicos/as cuando ven por primera vez los árboles, el amanecer, el atardecer, la hierba, el cielo, el agua y los pájaros, que realiza la escritora en la novela. Escasez de alimentos, control de natalidad y pena de muerte hacen de este libro una novela original, pero… para adolescentes. Aún así, espero la segunda temporada de la serie. Le doy un 3 al libro y un 4 a la serie.