La película es una lograda adaptación de la novela de John Irving, autor también de "las normas de la casa de la sidra" (también llevada al cine). El argumento sobre desgraciadas conflictividades familiares, condicionados por tragedias pasadas y sentimientos de culpabilidad, no tiene pretensiones de originalidad. Sin embargo, la historia, tal como se cuenta, no cae para nada en el melodramatismo fácil, quedando muy lejos de la sensiblería cursi lacrimógena. La explosiva Kim Basinger está excelente en su papel dramático, dando vida a una mujer traumatizada que no supo evitar el destino, producto de su propia negligencia. Jeff Bridges es un actor que, en general, no despierta especial empatía pero, en esta ocasión, hace una magistral composición de un particular personaje resignado que, a parte de escritor, es un buen dibujante que mientras plasma sus retratos escucha ópera clásica, valses de Strauss o free jazz. En el desarrollo no hay mejores o peores personas, ni nada de moralina. Sólo seres que intentan sobrevivir a sus propias circunstancias personales. Obra muy recomendable para disfrutar de un guion inteligente y de un mensaje, en el fondo, positivo ante las adversidades. Buen cine.