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Voto de John Giraldo:
6
5.8
53,410
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Desde Krypton, un lejano planeta muy avanzado tecnológicamente, un bebé es enviado en una cápsula a través del espacio a la Tierra para que viva entre los humanos. Educado en una granja en Kansas en los valores de sus padres adoptivos, Martha (Diane Lane) y Jonathan Kent (Kevin Costner), el joven Clark Kent (Henry Cavill) comienza desde niño a desarrollar poderes sobrehumanos, y al llegar a la edad adulta llega a la conclusión de que ... [+]
19 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Docente universitario y periodista
[email protected]
Crecer con la idea de los súper héroes, fue podido haber generado una idea de la salvación por otros. Un divertimento, una forma de asumir el mundo queriendo contar con poderes sobrenaturales para uno salvar el mundo aunque sea con intenciones. El hombre de acero, con su capa azul, su logo rojo, su pinta delicada y fuerte y sobre todo sus capacidades sobrehumanas, nos ofrecieron un ideal, una ilusión que nuca tuvo eco ni logró efectuarse, sin embargo, sigue latiendo como suele mantenerse un sueño inconcluso: con esperanza.
Que llegue de nuevo el hombre de acero, y que Zack Snyder sea quien dirija una saga, no solo es prometedor, sino muy desafiante ¿qué puede comunicar Supermán hoy? ¿Con tanta abundancia de súper héroes volver al hombre de acero puede generar la renovación de una manía? Los llamados remakes en el cine han vuelto nuestros ojos y atención hacia figuras como Batman, Linterna verde, Robin, clásicos que ahora son renovados, y volver a Supermán resulta retornar a una fantasía mundial, impuesta por la industria cultural de los Estados Unidos: el súper hombre, que salva el mundo, que es el país del norte, de quiénes quieren apoderárselo: los extraterrestres. Aunque el mundo ya no es Estados Unidos, en esta película, de todos modos es el centro, lo demás aparece como un leve paneo.
sigo en spoiler
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Crecer con la idea de los súper héroes, fue podido haber generado una idea de la salvación por otros. Un divertimento, una forma de asumir el mundo queriendo contar con poderes sobrenaturales para uno salvar el mundo aunque sea con intenciones. El hombre de acero, con su capa azul, su logo rojo, su pinta delicada y fuerte y sobre todo sus capacidades sobrehumanas, nos ofrecieron un ideal, una ilusión que nuca tuvo eco ni logró efectuarse, sin embargo, sigue latiendo como suele mantenerse un sueño inconcluso: con esperanza.
Que llegue de nuevo el hombre de acero, y que Zack Snyder sea quien dirija una saga, no solo es prometedor, sino muy desafiante ¿qué puede comunicar Supermán hoy? ¿Con tanta abundancia de súper héroes volver al hombre de acero puede generar la renovación de una manía? Los llamados remakes en el cine han vuelto nuestros ojos y atención hacia figuras como Batman, Linterna verde, Robin, clásicos que ahora son renovados, y volver a Supermán resulta retornar a una fantasía mundial, impuesta por la industria cultural de los Estados Unidos: el súper hombre, que salva el mundo, que es el país del norte, de quiénes quieren apoderárselo: los extraterrestres. Aunque el mundo ya no es Estados Unidos, en esta película, de todos modos es el centro, lo demás aparece como un leve paneo.
sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El nuevo hombre de acero se quiere parecer más a nosotros, ese es el otro ideal, un tanto inverso, pero que atrae y que cautiva dentro de esas visiones re-interpretadas. En la tierra él es extraño, sus poderes rebasan la comprensión y puede ser mal juzgado. “Siempre a los extraños se aparta y los humanos no estamos para lo incomprensible”, se dice en la película y ese es el temor de Clark Kent, el joven que puede ser un milagro para la humanidad y que apenas anda comprendiéndose. Snyder, cambió pocos elementos del nuevo héroe. Lo pone con cualidades de debilidad no tan ultranza como otros, pero parece que lo más frágil es que es parecido a los humanos. Lo otro es que sin alejarse del cine de intrigas y de pistas por ahí sueltas, como caracteriza a Cristopher Nolan (su productor) lo apremiante es haber dejado muchos cabos sueltos para las nuevas versiones. Ahora, es muy molesto ver esa supremacía que posa de modesta pero con lo que dicen de él aparece como la maravilla esperada.
Zack Snyder ya había tratado los héroes en Watchmen (2009) y se reconoce por 300 (2006), quizás su filme más compacto. Volver a uno de los más aclamados por el público no es para nada fácil. Cada acto nuevo es posible de refutar, como es re-creación de un imaginario tan consolidado ofrece una visón fresca y llena de expectativas. Volver a su imagen significa asegurar un modelo de colonización cultural, que además cala entre la población y que se convertirá en un atractivo: recordar, lo de antaño trae mucha nostalgia y Supermán la revive.
La película se hace intensa, el drama nos captura, no obstante, tanta fuerza y devoción de un tipo no nos parece del todo creíbles en la nueva versión. Que su título sea El hombre de acero y no supermán deja entrever un foco: más que un salvador, es uno de los nuestros, lo extraño entonces parece que lo acojamos y la tierra – que es Norteamérica- le brinde un respaldo. Es una interesante forma de conectarnos al pasado, eso sí, la reinterpretación parece alejarse de los clichés de sus antecesoras y se va con toda: un deleite visual, una significación poderosa de Krypton -el planeta de Kal-El- (el hombre de acero en su nombre originario), quien la S como su símbolo no es la inicial de su nombre sino que es la Esperanza. Una esperanza disipada, gastada por los suyos al haber agotado su planeta. Para que el círculo no sea vicioso, tendremos que esperar a que el nuestro no sufra lo mismo, aunque para eso está entre nosotros un salvador.
Y como en el hombre de acero se concentran todos los genes de su planeta, parece ser que el de la tierra quedó en él, en el sentido de arraigo, ya que su sitio de residencia no existe. Superrmán llegó para quedarse y ser el héroe de todos los tiempos.
Zack Snyder ya había tratado los héroes en Watchmen (2009) y se reconoce por 300 (2006), quizás su filme más compacto. Volver a uno de los más aclamados por el público no es para nada fácil. Cada acto nuevo es posible de refutar, como es re-creación de un imaginario tan consolidado ofrece una visón fresca y llena de expectativas. Volver a su imagen significa asegurar un modelo de colonización cultural, que además cala entre la población y que se convertirá en un atractivo: recordar, lo de antaño trae mucha nostalgia y Supermán la revive.
La película se hace intensa, el drama nos captura, no obstante, tanta fuerza y devoción de un tipo no nos parece del todo creíbles en la nueva versión. Que su título sea El hombre de acero y no supermán deja entrever un foco: más que un salvador, es uno de los nuestros, lo extraño entonces parece que lo acojamos y la tierra – que es Norteamérica- le brinde un respaldo. Es una interesante forma de conectarnos al pasado, eso sí, la reinterpretación parece alejarse de los clichés de sus antecesoras y se va con toda: un deleite visual, una significación poderosa de Krypton -el planeta de Kal-El- (el hombre de acero en su nombre originario), quien la S como su símbolo no es la inicial de su nombre sino que es la Esperanza. Una esperanza disipada, gastada por los suyos al haber agotado su planeta. Para que el círculo no sea vicioso, tendremos que esperar a que el nuestro no sufra lo mismo, aunque para eso está entre nosotros un salvador.
Y como en el hombre de acero se concentran todos los genes de su planeta, parece ser que el de la tierra quedó en él, en el sentido de arraigo, ya que su sitio de residencia no existe. Superrmán llegó para quedarse y ser el héroe de todos los tiempos.