En mi caso resulta imposible comenzar una crítica de esta película sin hacer referencia a la novela de Stephen King o a la película de Mary Lambert de 1989. ¿Por qué? En toda adaptación (o reescritura) se impone una inevitable comparación. Tanto la novela como la película del 89 son productos de su época cercanos a la serie B y el recuerdo que guardo es tan grato que comencé a ver esta adaptación con el miedo a que hubiesen destruido ese espíritu pulp de los originales. Y lo han destruido, aunque para bien. La nueva versión de “Cementerio de animales” huye de ser una película de miedo a base de golpes de efecto (que los tiene) y se centra en esa nueva tendencia del terror malsano que se asienta mas en lo emocional que en lo visual (de la misma forma que en las magníficas ”Hereditary” o “Us"). Los sustos aquí son lo de menos porque lo que nos transmite auténtico terror es la apatía con la que se cuenta todo, la destrucción sistemática del núcleo familiar para ser reescrito en una nueva y terrorífica formula. Porque este “Cementerio de animales” va de eso: de la familia. ¿Da miedo? Mas que eso, da cierta sensación de desazón. O por decirlo de otra forma mas coloquial: es malrollera. Cierto es que guarda sustos (algunos copiados del original) pero esos sustos son lo de menos porque pronto se olvidan. Pero queda en nuestro recuerdo las expresiones faciales de algunos personajes (la hija, en concreto) o la malsana relación que comienza a construirse entre ellos.

Un nuevo terror nacido de lo inconsciente y que descarta lo obvio A pesar de ello, este “Cementerio de animales” sigue siendo una terror movie que apenas escapa a la formula convencional (a pesar de cambiar su final respecto al original), aunque funciona razonablemente bien gracias a esa apatía que impregna progresivamente toda la historia y que empapa al espectador, moviéndole a terrenos (casi psicológicos) donde no nos apetece estar.

Lo mejor: El terror psicológico. Los actores.
Lo peor: Cierta desgana en la dirección. El abuso de los “sustos” convencionales.