Demasiado formal y aséptica para emocionar en exceso, en realidad "Philomena" no deja de ser una especie de desapasionado (o demasiado ingles) melodrama disfrazado de road movie detectivesca que utiliza la excusa de los niños robados (o vendidos) para presentarnos a dos personajes absolutamente diferentes destinados a entenderse por un bien común. A los dos les mueven la necesidad, uno reecontrarse con el éxito en el trabajo y la otra reencontrarse con su hijo. Estos caminos paralelos que se cruzan y muestran todo un abanico de sentimientos reprimidos que nos ayudan a entender la importancia de quienes somos y en especial la trivialidad de la vida, las casualidades que nos mueven de un lado a otro. Mientras el personaje de Philomena se mantiene estático en su devenir hasta el final de la historia, el del desafortunado jefe de gabinete de prensa metido a periodista, evoluciona desde el primer momento en la humanización que le ayuda a entender la importancia de lo que sucede por lo que en realidad es y no por cuanto le pagan por contarlo esa realidad.

Stephen Frears, con buscada falta de estilo, deja que los actores dominen la película y se limita a rodar sin molestar demasiado. La historia (basada en hechos reales) es buena y los actores son excelentes, las localizaciones son hermosas y la banda sonora de Alexandre Desplat es una maravilla. ¿Que puede hacer un director con tales mimbres? Intentar no molestar demasiado. Stephen Frears entiende eso y se limita a colocar la cámara de la manera mas estática posible y permitir a los actores y los escenarios que sean los elementos narrativos principales.

"Philomena" no es un prodigio de las historias contadas para emocionar. Prefiere dejar la emoción en el segundo plano y dejar que sea el espectador quien escoja cuanta profundidad hay en el drama que le están contando. Pese a ello es un drama que en su tramo final si que apuesta por lo lacrimógeno (concesión a la galería).

Steve Coogan, es uno de esos actores que suele sacarme de mis casillas, siempre sobreactuado y a años luz de lo que debe ser un actor inglés. No obstante, en "Philomena" esta contenido y aporta un porte ingles y un soterrado sentido del humor que ayudan a entender el desconcierto de su personaje, supongo que el hecho de haber coescrito el guión le ha ayudado a entender que este fracasado periodista debía ser interpretado con anglofila frialdad. En el otro lado de la balanza tenemos a una poderosa Judi Dench que se apropia del papel de Philomena y lo lleva al terreno de la señora de la tercera edad que nos hace olvidar a cualquiera de sus anteriores personajes y creernos que Judi Dench es, en efecto, la Philomena que estamos viendo. Imposible imaginar otra actriz en este papel.

"Philomena" es una película para ver sin demasiadas estridencias, no molesta, la historia detectivesca funciona razonablemente bien y todo el conjunto está rodado con mimo y sin permitir que un elemento predomine sobre el otro. El equilibrio de todos los elementos cinematográficos en "Philomena" son perfectos, no hay una interpretación que se imponga sobre un escenario ni una música que se imponga por encima de una frase, los actores no luchan para robarse escenas ni el director pretende virguerías visuales.

El único defecto que se le puede achacar a "Philomena" es cierto desapasionamiento (o frialdad) en su tono pero si uno consigue sobreponerse a que en este melodrama no abunda en el drama de rasgarse las vestiduras y acepta el producto como es, lo disfrutará. Y mucho. Gran película.

Lo mejor: La impresionante banda sonora de Alexandre Desplat. Judi Dench, Su estupendo tramo final,

Lo peor: Una dirección demasiado fria y televisiva. Cierto despasionamiento en la parte dramática