Bruno Stroszek (Bruno S.) sale de cárcel para iniciar su periodo de reinserción a la sociedad, buscando nuevos horizonte decide migrar a los Estados Unidos junto con Eva (Eva Mattes) una prostituta de la que se enamora, y Scheitz (Clemens Scheitz) un anciano medio chiflado que es precisamente, la persona que les da la idea de salir de Alemania.

Escrito por Herzog en menos de una semana pensado como promesa para Bruno S. (una persona con una historia muy particular) para trabajar con él por segunda ocasión, el realizador alemán presenta una obra grisácea sobre el sueño americano, con mucho humor absurdo y negro.

No hay piedad para Stroszek, quien por más que intenta salir adelante se ve frustrado una y otra vez. El filme se ve alimentado por situaciones vividas por el propio Herzog durante su estadía en los Estados Unidos durante su juventud, pero además, por experiencias propias de Bruno S., que con buena capacidad de improvisación, logra aportar a la trama del filme.

Más que el sueño estamos ante una pesadilla, pero a pesar de esto, gracias a la animosidad de sus personajes en la mayor parte del relato, el filme tiene un tono alegre y divertido, aunque claro, es casi reírse de la desgracia ajena. Por ejemplo, no se puede obviar ese enigmático cierre con los animales entrenados, divertido de primera mano pero si se piensa más resulta chocante.

El trío de personajes principales son realmente personas buenas que colisionan con una fuerte realidad y se ven arrastradas por el desencanto de una sociedad fuerte que parece contraria a ellos. Aún con esto, Herzog menciona que su filme no es una crítica a la sociedad estadounidense como tal.

Una película agradable con un personaje muy atípico, fiel a lo presentado por Werner a lo largo de su carrera.