En el 1994 Nicholas Barclay un niño de 13 años de edad desaparece, sin la bulla de los medios de comunicación su familia es la única que intenta encontrarlo. Tres años después, un joven en España es encontrado desorientado y dice ser él.

Como el nombre del documental lo dice el chico era un impostor, se trataba de un joven francés que toma la identidad de Nicholas, logra contactar de forma ingeniosa a sus supuestos familiares y es acogido nuevamente.

Desde un inicio del film vemos y conocemos al impostor, que relata paso a paso sus pasos para salirse con la suya, muchos planeados a la carrera todo con la finalidad de no ser descubierto, y vaya que lo consiguió.

A sabiendas de la falsedad de su identidad, el interés se va generando en la medida de ver cómo fue engañando a las autoridades y a sus supuestos familiares, y ver cómo fue finalmente descubierto.

El documental está realizado en base a entrevistas, recreaciones (muy bien logradas), videos caseros y la utilización de audio original de algunas llamadas telefónicas, es una realización bastante precisa de parte de Layton.

Ciertamente el director consigue envolvernos en lo que deseaba contarnos y de la forma en como lo deseaba hacer, nos manipula a su antojo con algunos giros en su argumento bastante reveladores y que nos ponen la piel de gallina.