Apropiándome del título de la genuina película de culto de ciencia ficción “Las vidas posibles de Mr. Nobody”, lo primero que quiero remarcar de esta potente y desgarradora película es a su protagonista, el señor Vince.

Cuando pensamos en Vince Vaughn, siempre nos viene a la mente algunas de esas posibles vidas, pero todas son muy parecidas. “De boda en boda”, “Los becarios”, “Separados”, “Aquellas juergas universitarias”, “Cuestión de pelotas” etc…. En todas ellas siempre tenemos al prototipo de ciudadano americano sanote de clase media (o media alta), universitario, con un nivel cultural alto, una vida sencilla, donde durante hora y media le suceden deliciosos malentendidos románticos mezclados con una comedia sana y algo despendolada, pero para todos los públicos. El personaje detrás del actor siempre va tranquilo pasando por una vida que le va bien. Sus problemas son sencillos, como tener que empezar en un nuevo trabajo porque le han despedido o afrontar problemillas de pareja. Todo muy light, nada que no le pudiera pasar a cualquier hijo de vecino.

Pues todo eso aquí se acabo! Aquí la posible vida es otra muy distinta. Es la del mismo tipo sereno e inteligente, solamente que en el pasado, cuando era boxeador y estaba a punto de triunfar y tener otra de esas posibles grandes vidas, le empezó a dar a lo que no debía y se pasó tres pueblos.

La película arranca en el ahora, 20 años después, donde esas malas decisiones pasadas han brindado a Bradley (Vince) un presente desangelado. Un trabajo basura, una casa pequeña y muy vieja y una relación casi rota con su esposa, ese es el fruto de su vida. Cuando le despiden por la crisis y descubre que su mujer le es infiel (en el pasado intentaron tener un bebe pero la cosa no fue bien), Bradley decide arreglar su vida de un solo gancho ganador y empieza a trapichear para un amigo de la infancia que mueve cristal y otras drogas.

Aunque su situación economica y sentimental mejora rápidamente, si todo fuera perfecto no habría película. Cuando uno de esos trabajitos se complica y acaba en la carcel empezará el descenso a los infiernos brutal, imparable e implacable. Aquí es donde miramos a la dirección y reconocemos rápidamente a S. Craig Zahler. Quizás no por su nombre, aún desconocido entre el cine comercial y palomitero, pero inconfundible su seña de identidad ya vista en su anterior y primer filme “Bone Tomahawk”, y esa seña no puede ser otra que el gore. Si señores, cuando en el cine hay una pelea-accidente-combate-lesión, un director puede optar por insinuar, mostrar de forma sutil, mostrar de un modo más directo, o simplemente a lo S. Craig Zahler, cuyo modo consiste en algo tan sencillo como mostrar primeros planos de la herida, rotura, desmembramiento, decapitación, etc. lo que de toda la vida del señor se ha conocido como GORE. Lo que pasa es que el gore en el cine solía ser un género vinculado siempre a películas de serie B de miedo. Y la seña de identidad de S. Craig Zahler es mostrarlo en una película comercial de un género distinto (como el western de “Bone Tomahawk” o el Drama/Thriller que nos acompaña en este caso). En definitiva, una película altísimamente disfrutable sobre todo si no tienes problemas con las escenas gore.

Es esa dualidad entre los nobles ideales de Bradley y la masacre gore en la que se ve envuelto lo que hacen de este film una pieza que seguro acabará siendo un clásico. Como le dice un policía cuando le está interrogando: “Cada tanto veo un hombre en esa silla, que fácilmente podría estar en este otro lado de la mesa”. Y de eso va esto, de ver al bueno de Vince en el lado oscuro de la luna. De ver otra de las posibles y radicales vidas que cualquier hijo de vecino podría llegar a tener tomando las decisiones equivocadas… welcome to the other side