Es sencillo, si conectas con la película te encantará, si no, te aburrirá. Es una de esas que o la amas o la odias.

La película está basada en un libro de Marguerite Duras, que no he leído pero que al parecer goza de buena popularidad. Sin embargo el guión de la película es tan sencillo que se puede escribir en una sola página. No se profundiza absolutamente nada en la familia de la protagonista, ni en la del chino, ni en el contexto racial de la época, algo que es relativamente importante para entender cómo y por qué son así los personajes. Pero da igual, porque esta película no lo necesita. Nos bastan las 4 irrelevantes frases que suelta la pareja protagonista a lo largo del film, y sobretodo sus miradas, para entenderlos. Y es que puede que sea precisamente este el motivo por el cual los personajes resultan tan reales, porque no están estereotipados, ni dramatizan en exceso, porque son asquerosamente grises, y no blancos o negros. La relación que mantienen no es épica, es real. Ni ella se enamora locamente, ni él la conquista con ingeniosos chistes o bonitos gestos. Ni él quiere solo sexo, ni ella quiere solo dinero. Es gris. Es una relación verdaderamente humana, sin edulcorantes made in Hollywood. Y es esto, junto a su banda sonora y su sublime fotografía, lo que hacen que con un pobre guión esta película sea una pequeña joya.