Me ha parecido una cinta notable donde destacan cada uno de sus intérpretes, sobretodo la pareja protagonista, la londinense Kelly Reilly está soberbia como mujer de Edwin Alonzo Boyd (un Scott Speedman en estado de gracia). A destacar la carismática presencia del canadiense Kevin Durand como compañero de fechorías del famoso atracador de bancos que dejó su vida gris de conductor de autobuses para ejercer de actor en la vida real; en el film se puede observar claramente que lo único que pretendía Edwin Boyd era seguir los pasos del famoso actor de series Lorne Greene. Cada asalto se lo preparaba minuciosamente, utilizando incluso el make-up de su bella esposa, como si de un acting se tratase. El score es maravilloso y la fotografía está muy a la altura de las circunstancias. Los episodios de la cárcel y las escenas familiares son tan satisfactorios como las escenas de acción. Es una película muy digna y de fácil digestión, con un ritmo que no decae en ningún momento. La recomiendo y siento que productos de tanta calidad no lleguen a todo el público que se merece, o bien por los fallos de distribución en España o por la falta de presupuesto u stars hollywoodienses para su promoción.