No es extraño que gran parte de la producción litera aria de Daphne Du Maurier fuera el origen de numerosas adaptaciones cinematográficas. Sus novelas "góticas" de misterios ocultos, personajes atormentados, pasados nebulosos y intrigas amorosas daban mucha cancha en el Hollywood clásico.
Por supuesto que la sombra de "Rebeca" presidió cualquier intento posterior de traslación a la pantalla del universo de la escritora inglesa. En esta ocasión un artesano poco memorable Henry Kostner, se encargó de captar la esencia de una nueva trama de amor atormentado entre una viuda algo dudosa y el primo de su marido que sospecha de ella. Película de actores en la que el trabajo de Olivia de Havilland supera con mucho al de un histriónico Richard Burton, curiosamente nominado para el óscar al mejor secundario de aquel año y que empezaría su irregular carrera en el cine americano que estallaría en los años 60.
Kostner es un director correcto, más bien poco inspirado y muy lejos de saber sacar jugo a la tensión dramática de los dos protagonistas. La historia es interesante pero su desarrollo llega a cansar algo y el final parece un poco apresurado y no muy coherente con lo visto con anterioridad. En cualquier caso un producto digno y curioso de revisar al encontrase semi-olvidado y que demuestra la versatilidad en la pantalla de la hermana de Joan Fontaine.