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España España · Aranda
Voto de Larrory:
4
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama Año 1962. En la oscura posguerra española, Darman es un inglés que viaja a Madrid con la misión de matar a un topo infiltrado en la organización del clandestino Partido Comunista. Para encontrar a su víctima, Darman comienza una aventura con Rebecca, la prostituta más cara y bella de Madrid, que casualmente es amante del hombre al que busca... Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Muñoz Molina. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto tiempo hacía que había leido la novela de Muñoz Molina, que sólo me quedaba el tenue recuerdo de un tío condenado a vivir en la oscuridad y que al final la palma.
Tanto mejor para juzgar su adaptación cinematográfica, pues de tener muy en mente una lectura y contrastarla con la película correspondiente, surgen discordias que contaminan inevitablemente cualquier intento objetivo de valoración.
Las imágenes que se proyectan en pantalla, correspondientes a la visión que de la obra tienen guionista y director, suelen irreconciliablemente diferir de las que nuestra mente fantasea en el curso de una lectura.
Se crea además todo un embrollo en torno a la fidelidad de la adaptación, con eso de que si se han suprimido, alterado o añadido episodios y personajes.
Es preferible pues desconocer o, como ha sido mi caso, no tener sino vagas reminiscencias de una obra literaria a la hora de abordar su adaptación al cine.

Puedo sin embargo asegurar que la novela no me produjo lo que de principio a fin sí me ha provocado la película, la molesta sensación cual pegajosa mosca, de un desajuste, de una armazón cuyas piezas no encajan entre sí, como si el espiritu del doctor Frankenstein se le hubiera revestido a Pilar Miró, induciéndola a usar de disparatados transplantes para elaborar su creación.
En efecto, nada retrocede a la España que se pretende evocar, ni sus inmaculadas salas de cine donde se proyectan pelis yankis, ni un Madrid desdibujado, ni menos aún la ambientación de sus noches injertas de antros que recuerdan explicitamente a los del cine policiaco norteamericano.
Ante todo, la mayoría del elenco de actores crea un desfase entre su apariencia meramente física y lo que supuestamente representan, españoles involucrados en la lucha clandestina contra el franquismo. No es que su actuación desmerezca, pero dan la sensación de cuerpos extraños. No cuadran esos rubicundos rostros anglosajones con el papel que asumen, lo cual crea un malestar que distancia al espectador de lo narrado al mermar su credibilidad.

El atropellado final carece de rigor narrativo, a menos de considerar que se trata de un ejercicio de onirismo, con sus escenarios que se suceden con solución de continuidad y sus personajes surgidos de la nada que se tirotean a placer.

Poco es decir que la película no me ha convencido, aunque podría ser que toda la culpa no recaiga sobre Pilar Miró ya que, recapacitando, quiere azuzarme un amago de recuerdo de que tampoco me gustó la novela.
Larrory
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