¿Cuándo se van a enterar de que el cine de terror no es para filosofar sino para entretener y hacértelo pasar mal? Y sin trampas, sin demonios, sin oscuridad, sin subidas de volumen a lo "It" o "Expediente Warren". Basta con el ser humano corriente y moliente, desenmascarado.

Perfecta la actuación de Sean Bean, contundentes las escenas de violencia, directo al grano el guión, cero aburrimiento.