Tanto se ha escrito y filmado sobre el horror pergeñado por el nazismo, que sería simple pensar que ya no restan muchos más aspectos a señalar de la barbarie. Y de pronto así es, pero lo cierto también es que en el sitio más recóndito del alma humana siempre habrá un espacio para que anide alguna forma de sobrellevar o elevarse ante la ignominiosa lujuria de una maldad extrema. Pocos, muy pocos quizás y sin quizás consiguieron "no estar" mientrabas estaban físicamente presentes aguardando la muerte en los campos de exterminio alemanes durante la 2da Guerra Mundial. De algo de esto trata la historia narrada en este film cuyo principal personaje (Géza Röhrig) con una excepcional interpretación va introduciendo al espectador en el terreno enigmático de pensar si aún mantiene cabalmente su racionalidad. La sutileza del Director László Nemes al presentar las escenas más chocantes a la vista del espectador es resaltable por demás, tanto que, jugando con primeros y segundos planos desenfocados logra los matices apropiados para no martirizar la sensibilidad sin dejar de mostrarnos lo explícito del drama.