Me animé a ver esta película debido a sus buenas críticas, ya que en un principio no me llamaba la atención.
Historia poco creíble de una melindrosa muchacha que se enamora del prototipo masculino de antihéroe (tipo nada atractivo y torpe).
La historia consta de dos escenas que destacan sobre las demás: la escatológica en la cama y la improvisada terraza en la tienda de comestibles, el resto es únicamente (como ya han escrito otros compañeros), un intento de copiar los planos coloristas de West Anderson, aderezado con algunos elementos propios de series americanas, como insertar letreros en la pantalla.
Sin gracia, ni interés ni sustento, más allá de la belleza plástica de los planos, se agradece que la duración se quede en 85 minutos.
Es curioso ver como las productoras cierran el paso a guionistas noveles, para llevar a cabo productos de ínfima calidad.