Nada en ella, argumentalmente hablando, me seduce. No termino de comprender qué es lo que busca en el camino. Su sensibilidad (o la falta de ella en algunos momentos) son cuestiones que no terminan de conducir a ningún lado y tampoco me enternecen lo suficiente. Del artífice de esa maravilla espacial que nos encogió el corazón en 'Gravity' o dispuso aquel viaje por carreteras mexicanas lleno de descubrimientos y despertares en 'Y tu mamá también' queda el nombre y la forma de contarlo, Alfonso Cuarón. Sin embargo, no hay mensaje, no entretiene y, como decía, tampoco empatizo con esa serie de personajes tan translúcidos que carecen de cualquier carisma. La calidez en ellos la siento fría y solo su bella fotografía en un lustroso blanco y negro que, en su intención, sí transporta a donde nos quiere llevar, más alguna cosita de aquí y de allá se antojan muy insuficientes como para impresionarme.

La catarata de honorables premios parece haberse rendido al proyecto personalísimo de Cuarón, una obra de autor que endulzará su corazón en la que sí hay arte visual, poesía en movimiento que dirían algunos cursis, en detrimento de una narrativa sugerente, atractiva para cualquiera, a los ojos de expertos y profanos que llene la pantalla. Quien la haya visto, puede ser, pensando más lejos de lo evidente, que vea esconder alguna metáfora en el reducido espacio en el que cada jornada entran su automóvil, pequeño callejón como una aguja esperando ser enhebrada a diario por su hilo en el interior de la casa familiar lleno éste siempre de heces caninas, tan sutil e ineficaz en su teórico propósito que tan solo me causa la gracia en sí misma.

A pesar de que el dinero conduce por rasgos más occidentales y lo más humilde en espíritu se viste de indígena, no impide en ella mucha familiaridad sin altivez, algo que no le alcanza para que comulgue ni social ni empáticamente. La abnegada Cleo, la muchacha que sirve en casa de la familia adinerada que se nos presenta, encuentra en ella el lugar perfecto de acogimiento para sus desgracias personales. Una suerte para ella que me deja con bastante indiferencia.