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Voto de John Dunbar:
8
Comedia Tras quedar gravemente herido su compañero Nordberg en un tiroteo protagonizado por una banda de narcotraficantes, el incompetente teniente Frank Drebin busca al jefe de la organización para vengarse. Sospecha del magnate naviero Vincent Ludwig, pero no tiene pruebas para inculparlo. Sin embargo, de manera inesperada, consigue la ayuda de Jane Spencer, una antigua novia de Ludwig. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que a menudo la sátira como género llegara a degenerar, a tener menos chispa de la que sus autores creen y contentarse con ser la versión traviesa de grandes éxitos, se hicieron un puñado de divertidísimas películas entre las que se encuentra ésta misma, así como sus dos secuelas. De nuevo los hermanos Zucker y Jim Abrahams al frente de este controlado despropósito con capacidad para parodiar las viejas historias de espías y policías solitarios casi al margen de la ley.
Seamos francos, nada habría resultado igual sin Leslie Nielsen. Haciendo el rol de teniente Frank Drebin, este veterano actor, cuya mayor hazaña reconocible había sido interpretar al Capitán John Adams en la fantástica 'Planeta prohibido' en 1956 o viajar a bordo del Poseidón en 1972, encontró por fin en su ya dilatada carrera, la piedra angular que todo actor busca. Aun convirtiéndose posteriormente en víctima de su propio éxito, repitiendo el personaje tipo en cuestión una y otra vez, Frank Drebin no habría sido lo mismo sin él. Es el protagonista absoluto de prácticamente cualquier gag que disponga el ocurrente guion, siendo potenciados con la habilidad y, sobre todo, sutileza que el mimético rostro de Nielsen le permite, enseñándonos, años antes de la irrupción de un tal Jim Carrey, cómo expresar el absurdo sin necesidad de congestionar los rasgos faciales.
De tan torpes movimientos como decisiones, hemos descubierto a un auténtico clown, un maestro de la estulticia encubierta de tipo determinante, consciente, sabedor de qué hacer y qué decir en cada momento. Por supuesto, cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. La representativa música que delata que nada en su contenido se puede tomar en serio, se demuestra mediante reiterados golpes de efecto de índole sexual y emocional u otros de carácter político, como ese arranque con todos los enemigos oficiales de Estados Unidos, a 1988 vista, en torno a una mesa conspirando. Una intro tan descabellada como cualquier cosa que seguiremos viendo en los minutos siguientes.

No habría, posiblemente, un Clouseau sin Peter Sellers como no habría un Frank Drebin sin Leslie Nielsen. Ambos actores, rebelados como maestros del humor absurdo; ambos personajes, como el resultado bufonesco de su tiempo.
John Dunbar
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