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Voto de John Dunbar:
9
Thriller. Drama Bradley es un exboxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas. Esta decisión mejorará su vida hasta que se ve envuelto en un tiroteo entre la policía y sus aliados; situación que le acaba llevando a la cárcel... (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poca broma. Igual que lo habrá supuesto para la mayoría que asociara al grandote Vince Vaughn con comedietas que no han ido tampoco a ninguna parte. Para muchos un desconocido o, en el mejor de los casos, uno de esos rostros que suenan de algo y no saben muy bien dónde ubicar. El de este papel puede chocar para quienes sí sean capaces de situarlo. Eso no encaja del todo con la realidad. Alguna toma de contacto anterior con personajes al otro lado de la ley ya contempla. Aquel tiro en el pie en la infame reproducción de Gus Van Sant del 'Psycho' de Hitchcock (¡ya hay que tener valor!), encarnando al psicópata Norman Bates, y más recientemente, perfilándose como mafioso y jefe del crimen organizado en la segunda temporada de 'True Detective'. En concreto, este segundo personaje ya guarda alguna correlación con el Bradley Thomas que golpea reiteradas veces con su puños como quien usa un martillo pilón.
Algo de eso debe tener, cuando cualquier asociación mayoritaria que se pudiera hacer con el mundo amable de la comedia romántica queda borrada apenas tras la primera escena, para finalizar con la mente puesta en la posibilidad, muy bien ejecutada, de una alternativa diametralmente opuesta. Y ese grandote de metro y 96 centímetros al que antes aludía se convierte, rápido y sin anestesia, también en 'brutote', si se me permite la expresión, cuando... perdón, borren la el calificativo edulcorado para la animación infantil porque es un bruto en toda la extensión física, que no cerebral, de la palabra, una bestia sin domar en indomable, pero bastante más que un simple palurdo, vulgar rompehuesos ejecutor de órdenes superiores.
Por eso, justo porque es más que aquel matón correveidile de quien manda, la situación se presta a otras opciones sujetas a impulsos incontrolables de sentimientos más allá de la estricta violencia, por más que esto último sea la fuerza, nunca mejor dicho, sobre la que descansa la película de Zahler. Sí, se presta a la barbarie como un gran recuerdo al mejor exploitation tuneado para el presente, y parece ser que a este hombre le gusta, y no se le da nada mal diseccionarlo, el término brutalidad, tras ese western extraño e inclasificable llamado 'Bone Tomahawk'.

No tiene demasiados parangones contemporáneos y, por tanto, referencias. Es dura, directa y también algo exagerada. Esa desproporción junto con alguna incongruencia puntual, pasan por cuestiones menores y/o perdonables en beneficio de todo el compendio. Tras ese afeitado para lucir un enorme y llamativo tatuaje con forma de crucifijo en el cráneo, se esconde un registro interpretativo sometido solo a estímulos primarios capaces de proyectar la sensación asegurada de que nada podrá amansar a la bestia, mientras la bestia tenga un objetivo, por un Vaughn que te perforará en la retina con la misma falta de remisión que a todos y cada uno de aquellos que se le ponen por delante.
John Dunbar
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