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Voto de Sines Crúpulos:
7,365
Musical. Drama
Jimmy Rabbitte (Robert Arkins), que vive a salto de mata en un barrio proletario de Dublín, está empeñado en hacer realidad un sueño: crear una banda y llevar la música soul a su ciudad. Para ello, publica un anuncio en un periódico local y empieza a seleccionar a jóvenes de vida precaria, pero de gran talento musical. Así nace el grupo The Commitments. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2008
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente, la película con más guiños, referencias y menciones musicales de la historia, por encima de Alta Fidelidad, y superando a ésta en el resto de aspectos.
Proclaimers, Billy and the Bollocks, Spandau Ballet, Bob Geldof, el jazz como elemento masturbante, Sinead O'Connor, Wings, Joan Baez, U2, James Brown, Wilson Picket, Clarence Clemons, Frankie Goes To Hollywood, el Needless and Pins, Elvis, Procol Harum, Beatles, el puto Moon River, Jimi Hendrix, Bach, Bon Scott, Roy Orbison, Guns'n'Roses, Ottis Redding, Smokey Robinson, el tipo de Madness, Joni Mitchell o Led Zeppelin, entre otros.
A parte, claro está, del Soul como elemento clave en la trama del filme y dueño de su espléndida banda sonora.
La película resulta interesante, además, por algunos méritos añadidos como el hecho de que se digan más fuck por minuto que en Scarface, el buen trabajo de interpretación de los músicos, la colaboración de Colm Meaney o el fiel retrato del final de la Irlanda pobretona.
Proclaimers, Billy and the Bollocks, Spandau Ballet, Bob Geldof, el jazz como elemento masturbante, Sinead O'Connor, Wings, Joan Baez, U2, James Brown, Wilson Picket, Clarence Clemons, Frankie Goes To Hollywood, el Needless and Pins, Elvis, Procol Harum, Beatles, el puto Moon River, Jimi Hendrix, Bach, Bon Scott, Roy Orbison, Guns'n'Roses, Ottis Redding, Smokey Robinson, el tipo de Madness, Joni Mitchell o Led Zeppelin, entre otros.
A parte, claro está, del Soul como elemento clave en la trama del filme y dueño de su espléndida banda sonora.
La película resulta interesante, además, por algunos méritos añadidos como el hecho de que se digan más fuck por minuto que en Scarface, el buen trabajo de interpretación de los músicos, la colaboración de Colm Meaney o el fiel retrato del final de la Irlanda pobretona.
