Aunque diste un abismo entre un relato barato y un guión de calidad algunos productores no lo ven y se lanzan a la aventura llevando el papelito escrito a algún conocido que catalogan de director de cine porque tiene cámara digital en casa y éste cree que por fin llegó su hora y en cierto modo no se equivoca ya que ésta llega y salvo que su sueño sea demostrar a los pocos osados que terminarían de ver este bodrio que es incapaz de ofrecer una idea ni un plano interesante en x meses de rodaje llegó la hora pero llegó justo a tiempo para cortarle la cabeza o el busto de oro y supongo que en esos meses un presupuesto escaso impidió que se pudiese impartir un cursillo acelerado de interpretación a los actores protagonistas o unas nociones básicas de solfeo al ser al que me niego a llamar músico aunque sí reconozco que creó la banda sonora porque efectivamente son una banda y sonar suenan (como también suena un palo cuando cae al suelo) y es que como decía aunque pueda parecer mentira este engendro celulítico existe y ha dado de comer a varias familias o lagartos o amebas qué lo mismo nos da que nos da lo mismo y el tema es que para ello ha tenido que usarse mucho plástico para envasar esta masa informe de escombros en deuvedés y el planeta llora un poco más porque ¡señores! esto no es reciclabe pues es peor que la basura y a cualquiera le avergonzaría que sus vecinos supiesen que llegó a comprar esta calandraca y es que incluso descargarlo de la red es perder unos y ceros valiosos para otros menesteres más loables como banners spams o virus mortales así que nada despido estas lineas homenaje a aquel cuento infantil en el que los personajes iban muriendo asfixiados al leer una carta sin puntos ni comas y si usted está leyendo ésto es porque seguramente acaba de ver la peli y agradecerá este homicidio que le brindo en bandeja