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Voto de Sines Crúpulos:
7
Drama Kanji Watanabe es un viejo funcionario público que arrastra una vida monótona y gris, sin hacer prácticamente nada. Sin embargo, no es consciente del vacío de su existencia hasta que un día le diagnostican un cáncer incurable. Con la certeza de que el fin de sus días se acerca, surge en él la necesidad de buscarle un sentido a la vida. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2008
66 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cambiar paella por andaricas, chiringuitos por chigres, top less por chubasqueros amarillos y solares por monte verde. Muy verde. Eso es cruzar El Negrón.

Cruzar El Negrón y dejar atrás la soleada estepa castellana. No hay luz al final del túnel. Hay una nube gris fija que dota de sobriedad a sus gentes, a sus pueblos, a sus montes.

Empaparse de vida, de agua. Eso es cruzar El Negrón.

No hay luz para el cine oriental, sino un largo plano secuencia retratando el alma humana.

Eso es... no hay luz, no hay nada, cuando lo cruzas de vuelta a Hollywood.

Volver a los héroes después de gozar de las personas, a la magnificación absurda después de disfrutar de los hermosos detalles cotidianos... volver al hortera y al maricón de playa.






No hay luz al final del túnel para Kanji Watanabe. Pero aún hay vida; hacer feliz a alguien y buscar justicia, es la mejor manera de aprovechar sus pocas horas.

Eso es vivir.

Esa es la verdad que se esconde en la sombra que proyecta el Sueve.

Eso es lo que puedes toparte si cruzas El Negrón que separa cines tan dispares.

Las horas tontas, las horas perdidas, las horas malgastadas en conocer las capas más externas de los demás... que se queden en la estepa, que dos días dentro de un alma valen más que una vida entera entre pieles humanas.


Puxa Kurosawa.
Sines Crúpulos
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