Aunque de jovencito adquirí un buen bagaje literario (gracias, como no, a la editorial Bruguera y a su colección de tebeos "Grandes Novelas Ilustradas"), siempre se me quedó en el candelero leer "El prisionero de Zenda" de Sir Anthony Hope Hawkins, que también contaba con su pertinente adaptación al comic en esa colección. Este es un hueco que tengo pendiente y que algún día espero rellenar.

Entretanto me he conformado con ver la famosa adaptación cinematográfica del artesano Richard Thorpe, entretenida cinta que, como han comentado los compañeros, hay que contemplar con cierto distanciamiento, ya que los diálogos de las escenas románticas pueden producir sonrojo a más de uno.

Del elenco de extraordinarios actores que trabajan aquí se puede destacar a Stewart Granger, actor por el que siempre he sentido una debilidad especial, seguramente desde que lo vi en "Las minas del Rey Salomón" y en "Scaramouche". James Mason da el oscuro contrapunto a nuestro héroe.

A destacar el vivo colorido del Technicolor y esos suntuosos palacios y magníficos ropajes que visten los protagonistas. El punto álgido de la peli, el duelo de espadas entre Granger y Mason, está resuelto con oficio y la conclusión de la historia final sorprende por lo inesperado de ésta.