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Voto de Lafuente Estefanía:
2
Western. Acción. Fantástico En el salvaje Oeste, a Jonah Hex (Josh Brolin) lo conocen por la cicatriz de su cara y por vestir un uniforme del ejército confederado. De niño su padre lo vendió a los apaches y tuvo que crecer y formarse en un mundo duro y hostil, sobreviviendo unas veces como pistolero y otras como cazador de recompensas. El único contacto que mantiene con el mundo es a través de la bella Lilah (Megan Fox). Adaptación del cómic del mismo nombre. (FILMAFFINITY) [+]
10 de marzo de 2021
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Desde el cómic salta al celuloide el personaje de Jonah Hex (Brolin), un ex oficial confederado reconvertido en cazarrecompensas, con el rostro deformado por una terrorífica cicatriz y con el alma marcada a fuego por el asesinato vil de su esposa y de su hijo a manos del supermalo Quentin Turnbull (Malkowich). Mejor se hubiera quedado para siempre en el papel.
Cinta que huele de lejos a tebeo barato. Turnbull, autodenominado "matanaciones", ha montado en el Fuerte Resurrección un arma supermotífera que a bordo de un buque que parte de Independence Harbor (Virginia), va a sembrar la muerte y el terror en las supercelebraciones del Primer Centenario de los EEUU en la noche del 3 al 4 de julio de 1876 en Nueva York.
Consciente del peligro que corre el país, el presidente Ulises Grant encarga a Hex, enemigo mortal de Turnbull, que conjure el peligro. La vida de toda la nación depende de ello. Se enfrentan pues "Dos hombres empeñados en matar hombres para justificar su dolor".
Con la única ayuda de la superatractiva Lilah (Fox), Hex lo conseguirá. También con los superpoderes que le ha concedido el reino de las Sombras para poder comunicarse con los muertos cuando con sus manos toca directamente el cadáver.
En fin, si no teníamos bastante con el superhéroe de cómic y con los toques sobrenaturales, ahora hay que añadir al western lo gore para terminar de rematar el desatino. Últimamente parecen algunos empeñados en mezclar el género con otros con los que no pega ni con cola, que no hacen sino ahondar en la crisis del mismo. Todo menos volver a la esencia de las viejas cintas del Oeste que, en nuestra opinión, es la única forma de levantar el género.
A la medicina espiritual de los hechiceros indios deberá Hex la curación de las graves heridas físicas que padece, aunque no podrán nada con las lesiones morales.
Una película mala sin contemplaciones, de la que únicamente salvamos la interpretación de los dos superenemigos que se enfrentan a muerte.
Al final, agradecido, el Presidente concede a Hex el título de "Sheriff de América", que rechaza pues no quiere ser mandado por nadie. Nos perdemos así otro superhéroe que añadir al murciélago, la araña, el capitán ... Una pena.
Lafuente Estefanía
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