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Voto de Lafuente Estefanía:
10
Western. Bélico George Custer (Errol Flynn) llega a la Academia de West Point lleno de arrogancia y vanidad. Aunque su carácter indisciplinado le ocasionará numerosos problemas con sus superiores, debido a la acuciante necesidad de oficiales para la Guerra de Secesión (1861-1865), es enviado al frente. Terminada la guerra, se casa con Beth (Olivia de Havilland), pero pronto le asignan un nuevo destino: la guerra contra los indios. Al frente del Séptimo ... [+]
6 de diciembre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensamos que el mayor elogio que se puede hacer a "Murieron con las botas puestas", no está en el inmenso favor que gozó del público en su época (y aun ahora), ni en las críticas tan favorables que ha cosechado siempre. No. El mayor elogio es traspasar el umbral cinematográfico, efímero al cabo, y hacerse un hueco en la inmortalidad de los dichos sentenciosos, en la literatura popular de la lengua española.
Como admite cierto 'Diccionario colaborativo': "Morir con las botas puestas: Locución adverbial de modo. Poner todo el empeño, fuerzas y posibilidades en una acción, aunque ésta no se consiga o logre. Sinónimos de morir con las botas puestas son poner toda la carne en el asador, intentarlo a toda costa, poner mucho o todo empeño. Antónimos de morir con las botas puestas son rendirse sin luchar, cobardía, ser pusilánime, no intentar ni luchar por algo".
Y es que, efectivamente, George Amstrong Custer (Flynn), a lo largo de su vida pondrá siempre en sus empeños toda la carne en el asador, intentará las cosas a toda costa, poniendo en ello todo su esfuerzo.
¿Que la historia real es más prosaica que la imagen cinematográfica? Para eso está la contestación fordiana de preferir la leyenda cuando es más bella. ¿Que a los americanos les gustan sus héroes y ensalzan algunos de méritos dudosos? Y que hacemos los demás en todo momento encumbrando medianías o inutilidades políticas o deportivas a base de telediarios, noticieros o del mismo cine.
Obra maestra a la altura de las mejores de toda la historia del cine, en "Murieron con las botas puestas" todo raya a la mayor altura: guión, dirección, diálogos, música, fotografía, ambientación, interpretación, hondura psicológica de los personajes, movimientos de masas, secundarios, acertada combinación de géneros ...
Hay un montón de escenas que ya otras reseñas destacan, como la elegancia de la marcha de los cadetes sudistas de West Point, las enfermeras del Hospital militar, la adivinación del futuro de la bella Beth (Havilland) sobre los posos del café que hace la inefable y oronda Callie (McDaniel), la adopción como himno del 7º de Caballería de la canción irlandesa "Garry Owen" y, especialmente, la despedida definitiva de Beth y de Custer en vísperas de la batalla de Little Big Horn.
Si "Morir con las botas puestas" ha pasado por méritos cinematográficos a ser un dicho popular en el mundo hispanohablante, en la cinta hay unas cuantas frases más con parecidos méritos que dejamos en la zona spoiler.
Concluir que, para nosotros, la obra de Walsh constituye una de las cimas del western y se encuentra en la zona noble de la historia de la cinematografía. Nada más y nada menos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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