La cosa va de que los malos quieren dominar el mundo, como de costumbre, pero para ello deben reunir las piezas de una máscara que está repartida entre los distintos pueblos bárbaros. Así que aquí los bárbaros son los buenos, sobre todo la tribu de Conan (Momoa).
Conan que quiere ser canon, es decir, regla, precepto, norma o pauta de comportamiento. Canon del héroe, modelo de características perfectas que se despliegan a lo largo de la cinta entre espadazos y chorros de sangre. Solo que en esta ocasión el de Nispel va detrás de un precedente que ha sentado cátedra de este tipo de héroes bárbaros. El de Milius.
Para los puristas del género ha cometido un error imperdonable. Paro los que no lo somos no es para tanto. Ni uno ni otro son gran cosa.