Puntualidad y horario ferroviario, las 9 de la noche. También un 9 de puntuación.
Mención aparte merece el idilio entre el western y el tren. También con la diligencia, pero mucho menos.
No en vano el género nace, como el cine, con el desarrollo de las grandes líneas de ferrocarril por todo el mundo.
No en vano, este medio de locomoción se presta como ningún otro a meter dentro la cámara o a filmarlo a distancia. Espacioso, con sus vagones independientes, locomotora y vagoneta de combustible; sus penachos de humo al viento, blanco o negro, contra la inmensidad de las llanuras; atravesando puentes o poblaciones, por la ribera de los ríos o en la soledad de estaciones destartaladas en medio de la nada cuando las ruedas chirrían por el freno. Y el silencio que sigue ...
Sólido guion que enfrenta amistad con familia, justicia con caciquismo, valor con cobardía, educación con mala crianza, seriedad con imprudencia, igualdad con racismo.
Magnífica realización que sitúa este enfrentamiento entre el sheriff Matt Morgan (Douglas) y el rancho "Belden Catle" y toda la población de Gun Hill que controla el poderoso Craig Belden (Quinn). Ojo con este personaje, que se mueve entre el amor paterno por un hijo botarate y la comprensión por los motivos de su viejo amigo Matt. Vence, solo hasta cierto punto, el primero.
Realización que, al modo de una sinfonía, comienza en tono adagio, lento, largo, recreándose en la descripción de los personajes, para ir ganando poco a poco ritmo y vigor que culminará en un allegro vivo hasta la apoteosis final. Junto al tren de las 9, en el anden solitario.
Y hablando de sinfonías, maravillosa una vez más la banda sonora de Tiomkin.
Otra de las virtudes del guion, las frases. Rotunda alguna: "El último tren lo cogeré, pero vendrán conmigo dos hombres, y uno de ellos llevará un corte en la cara". Scarface de nuevo.
Otra de las virtudes de la realización, los personajes. De esos que pasan del celuloide a la vida como prototipo de comportamientos. Extraordinarias interpretaciones de Douglas y Quinn, como del resto de actores.
Una gran cinta que acaba, como decimos, con puntualidad ferroviaria. Y con una frase bíblica: "Todo ha terminado".
No se la pierdan.