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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western. Drama William Bonney era conocido por todos como "Billy el Niño". Estando encarcelado en Lincoln, después de ser condenado a morir en la horca, llega a sus manos un colt 44, con el que intimida a los guardianes y consigue huir a México. El sheriff Pat Garrett, que en otros tiempos cabalgó junto a él, será el encargado de darle caza. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para las generaciones que durante muchos años fuimos asiduos a salas de cine, hay cintas que asociamos a momentos determinados o a personas que nos resultan muy próximas. Pat Garret & Billy de Kid está estrechamente unida mi hermanos Jesús (+), que siempre la tuvo como una de sus preferidas. Va en su memoria esta sencilla reseña. Una de tantas.
Como suele ser habitual en muchas obras de Packinpah, en el arranque asistimos a una escena de violencia zoológica. En este caso son gallinas enterradas hasta el cuello sobre las que hacen blanco los pistoleros. Tras cada detonación una nube de plumas, sangre y tierra salta por los aires. Alternando con esta imagen, en el prólogo que también es epílogo, otros pistoleros tirotean a Garret. El paralelo entre unas y otras víctimas no puede estar más claro.
Tal como ya acertadamente se ha destacado en otras reseñas, una vez más nos encontramos en el crepúsculo del oficio de pistolero. Un oficio que surge en un momento determinado en territorios muy alejados de los grandes centros de poder, un oficio que la sociedad precisa como una forma de autodefensa, de contrapeso ante los abusos de los poderosos. A medida que los gobernadores extienden su poder por los grandes estados del Oeste de Norteamérica, una de sus primeras medidas será la de combatir a estos delincuentes que tan mala imagen transmiten, contando para ello muchas veces con la denuncia o la traición de sus mismos compañeros de banda. Este es el caso que aquí nos ocupa. Un vez más. Garret está dispuesto a adaptarse a los "nuevos tiempos" y, para hacer más evidente la adaptación, empieza por acabar con Billy, su amigo y antiguo colega de correrías, a quien, al menos, advierte de la mudanza de las cosas. "Los tiempos cambian, pero yo no cambio", será lo primero que conteste Billy ante la explicación de Pat. Cuando sus colegas de armas lo inviten luego a matar sin contemplaciones a su perseguidor, la respuesta será "Yo no mato a un amigo". Esta es la gran diferencia que hay entre uno y otro.
Al fondo el pueblo, que ve cómo los nuevos tiempos traen también los abusos y la impunidad de los poderosos. Nada nuevo bajo el sol. De ahí el desprecio que constantemente recibe el perseguidor (despedido tras el desenlace con los boñigos que le arroja un niño), y el apreció hacia el perseguido que se palpa en todas las escenas.
Magnífica cinta que termina de redondear una banda sonora inolvidable que se halla en todas las antologías de la mejor música de cine.
Lafuente Estefanía
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