Cerca de un centenar de cintas (según FA) llevan la palabra "valle" en el título en español. Y nada menos que 150 utilizan la voz "furia" según la misma fuente. Muchos valles y muchas furias cinematográficas. Sin duda tienen gancho estos términos entre los espectadores.
"El valle de la furia" podía ser también el de la penuria, por aquello de las dificultades que padecen para sobrevivir en medio de las altas montañas dos viejos tramperos, Bill Tyler (Heston) y Henry Frapp (Keith). Dos dólares les ofrecen por cada piel de castor, y es que en Europa ahora está de moda la seda.
O el valle de la incuria, por la dejadez y el descuido con que viven los tramperos. O el de la injuria, por el feo que le hacen al jefe de los pies negros, Águila Veloz (Macht), levantándole a su esposa Luna Blanca (Racimo) que se escapa del poblado harta de los palos que recibe. Pero nunca el valle de la lujuria, pues los protagonistas ya no están para muchos trotes.
Western de aventuras, o mejor de aventurillas y enredos casi cómicos. Personajes sin complicaciones, buenos y malos sin grandes matices.
Rodada íntegramente en exteriores, en grandiosos paisajes bellamente fotografiados. Sin duda lo mejor de la obra, con la ambientación y algunas escenas de lucha en la nieve o en los caudalosos ríos.
Cinta pasable que recuerda en un tono muy menor a "Las aventuras de Jeremiah Johnson". En cualquier caso recomendable para pasar un rato distraído.