Estrechamente relacionada con España desde los primeros años de la colonización del Nuevo Mundo hasta la independencia de México en 1821, durante al menos 150 años el territorio de Texas dependió de la Corona española y fue gobernado separadamente de Nueva España bajo la denominación de "Reino de Texas". Mucho menos tiempo duró bajo dominio mexicano, pues en 1836 obtuvo su independencia para formar la "República de Texas" para integrarse en 1845 en los EEUU.
Pues bien, la cinta se ocupa precisamente de las luchas que mantuvieron los texanos bajo el mando del general Sam Houston (McCrea) contra el también general Antonio López de Santa Anna, presidente de México y Comandante general de su Ejército. Su principal mérito radica en la fidelidad histórica, dentro de ser una película americana, pues todos sabemos el gusto que tienen los norteamericanos por manipular la historia en su favor. Aun así resulta chirriante la manía que tienen de presentar a los soldados texanos (en el Álamo o donde sea) como sencillos patriotas sin uniforme alguno y con un armamento de escopetas de caza, mientras visten a los mexicanos con coloridos uniformes repletos de charreteras y de medallas de latón, armados con carabinas de largas bayonetas.
Las escenas de los combates en la famosa batalla de San Jacinto nos parecen bastante flojas, resultando al final un completo desastre para los mexicanos que tuvieron 630 muertos, 208 heridos y 730 prisioneros, por apenas 6 muertos y 24 heridos de los texanos. No debían ser tan menguadas las tropas de que mandaba Houston, que sería conocido como "Napoleón del Oeste", y que fue caballerosamente atendido de sus heridas por el médico de las tropas mexicanas.
Película interesante en su conjunto, con excelente fotografía y regular interpretación, que atiende a unos hechos históricos que ocurrieron en unos territorios donde España tuvo una presencia religiosa y fundacional muy notable durante tres siglos.