A las puertas del Museo O'Hara un periodista desea hacer un artículo sobre esta familia de origen irlandés que, al parecer, tuvo una importancia decisiva en la historia de Arizona. Por eso considera fundamental entrevistar a las personas que los conocieron personalmente. Surge así una amena conversación, whisky por medio, con tres simpáticos abueletes, cada uno de los cuales ofrece su versión particular de los hechos que, sin ser contradictorias, ofrecen diferentes puntos de vista al "estilo Rashomon" del gran Kurosawa.
En esencia se trata del artificioso enfrentamiento entre dos nietos del todopoderoso patriarca de la familia, el General O'Hara (Coburn), que compiten ahora por la mano de una inteligente "cantante de ópera", Lillian Marlowe (De Carlo). El pueblo entero se halla dividido entre Lee (Brady) y Grant O'Hara (Russell) que se odian a muerte, "¿Cuántos O'Hara hay por aquí? -Uno de más", y pelean por cualquier cosa como exige su origen irlandés, "Son O'Hara. No les hace falta tener un motivo para reñir".
En una sociedad patriarcal, "Son mujeres, deben estar encantadas. -Si, siempre que hagan lo que les mandemos", una vez más una mujer se erige por su astucia en la auténtica protagonista al saber capear los enfrentamientos de los primos. Eso sí, con la ayuda del General, "¿Cómo se encuentran sus nietos? -Siguen vivos".
Comedia elegante, ambientada en el Oeste que cuenta sobre todo con un buen guion y chispeantes diálogos. Excelente ambientación donde vemos lo que luego conoceremos como el sillón de "Emmanuelle", un par de piezas musicales donde se luce De Carlo, que se alza con Coburn por muy por encima de los "primos" en lo que se refiere a las interpretaciones.
Cinta interesante que merece darle un vistazo. No siempre una mujer, con su inteligencia y su mano izquierda, es la que conduce la situación entre tantos y tan poderosos hombres.