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Voto de Nolte:
8
18 de enero de 2007
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inclasificable. Pocas veces una niña de aspecto tan inocente y angelical fue capaz de despertar en el espectador tanto miedo, a la par que odio e irritación. Brillantes actuaciones, claustrofóbica y desagradable, pero fascinante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El título es una metáfora de lo que es la chica con quien el pedófilo de la película comparte protagonismo, es decir, un dulce difícil.
Una niña de 14 años y aspecto inocente queda a través de un chat con un hombre que cree que es un pedófilo que ha asesinado a una amiga suya. Su intención es darle caza. Él es un fotógrafo solitario de 32 años que pronto se convierte en presa de la que se supone iba a ser su víctima.
Aunque se deja claro que por mucho que una niña de catorce años se insinúe a un adulto, este debe ignorarla, la película no tarda en conseguir que el espectador se ponga del lado del lobo feroz. Así pues, no se debe uno sorprender si termina sintiendo pena por el pedófilo voyeur y auténtica rabia por la niña, que yendo para Caperucita se acaba convirtiendo en el lobo.
Nunca antes una niña de aspecto tan inocente fue capaz de despertar tanto odio e irritación en el espectador.
La película cuenta con un sonido muy elaborado que evoca sensaciones inquietantes con efectos que simulan murmullos y susurros, una cámara que en las escenas de máxima acción se mueve frenéticamente creando una gran confusión y una fotografía compuesta por fríos grises, verdes y azules.
Llama la atención que apenas intervienen en la película más personajes que el fotógrafo y la chica, pero es un detalle que no tarda en olvidarse.
Premiada en el Festival de Sitges, esta película denuncia por un lado los peligros que pueden derivar de la falta de madurez y la inconsciente propensión al sexismo de la mente masculina a la vez que demuestra que la maldad y la sangre fría no tienen edad ni sexo.
Nolte
Una niña de 14 años y aspecto inocente queda a través de un chat con un hombre que cree que es un pedófilo que ha asesinado a una amiga suya. Su intención es darle caza. Él es un fotógrafo solitario de 32 años que pronto se convierte en presa de la que se supone iba a ser su víctima.
Aunque se deja claro que por mucho que una niña de catorce años se insinúe a un adulto, este debe ignorarla, la película no tarda en conseguir que el espectador se ponga del lado del lobo feroz. Así pues, no se debe uno sorprender si termina sintiendo pena por el pedófilo voyeur y auténtica rabia por la niña, que yendo para Caperucita se acaba convirtiendo en el lobo.
Nunca antes una niña de aspecto tan inocente fue capaz de despertar tanto odio e irritación en el espectador.
La película cuenta con un sonido muy elaborado que evoca sensaciones inquietantes con efectos que simulan murmullos y susurros, una cámara que en las escenas de máxima acción se mueve frenéticamente creando una gran confusión y una fotografía compuesta por fríos grises, verdes y azules.
Llama la atención que apenas intervienen en la película más personajes que el fotógrafo y la chica, pero es un detalle que no tarda en olvidarse.
Premiada en el Festival de Sitges, esta película denuncia por un lado los peligros que pueden derivar de la falta de madurez y la inconsciente propensión al sexismo de la mente masculina a la vez que demuestra que la maldad y la sangre fría no tienen edad ni sexo.
Nolte