Quien conozca el cine de Gaspar Noé sabe que como mínimo no deja indiferente, y esta película es un nuevo ejemplo de ello, ya que no solo impacta por lo que cuenta, sino también por el extremista modo de hacerlo, magistral en algunos momentos e incómodo en otros donde parece que solamente quiere molestar al espectador.

A nivel cinematográfico destacan unos impresionantes y extensos planos secuencia, complicados en su ejecución y fascinantes a la vista, con coreografías, no solamente de baile, diálogos muy arriesgados para los tiempos que corren y una estridente y repetitiva música que golpea nuestras mentes. Una brutal locura, que guste o no, te mantiene pegado a tu asiento durante la hora y media que dura.

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