Comprada con ésta, las dos predecesoras deberían ser tratadas como incunables del séptimo arte. Aquí se perpetran tres historias de... ¿terror? No, amigos. Se trata pretendidamente de historias de terror, pero comprobamos que se trata de tomaduras de pelo con humor abusrdo, comedia supuestamente negra, acción descerebrada, ironía sin gracia y un todo esperpéntico.
Ya ni siquiera se molestan en buscar una trama que ponga en común las diversas grabaciones, sino que se conforma así sin más un pastiche de relatos mal contados, mal ejecutados (a drede) y mal acabados. Por supuesto, se recurre al montaje desordenado y la narración cercenada por cortes, sonidos, ajustes de trackings, pantallazos en azul, etc. Como si pensaran que el espectador es tan tonto que cree que los videos son VHS cuando todos los cortes se muestran grabados con dispositivos digitales.
Además, tampoco se molestan en cuidar esa máxima del "falso documental" donde se presupone que siempre lo que vemos es porque alguien lo está grabando. Aquí hay demasiadas tomas descuidadas, filmadas por cámaras que no deberían estar donde están.
No se salva de la quema ni el pobre Vigalondo, embarcado en un proyecto gamberro y con poca seriedad, como se desprende el desastroso desenlace de su, hasta ese momento, prometedor segmento.
En resumen, más propias de las bromas de ABC'S OF DEATH o de los segmentos de ROBOT CHICKEN que de cine.