Los superhéroes, en historieta, nunca me gustaron, pero debo reconocer que algunos de ellos, en el celuloide, me están cayendo muy bien. En este caso es más llamativo porque Iron Man, el personaje, estaba entre los que me caían mal. Se trataba de un fabricante de armas que en definitiva defendía sus intereses, y alguien así no podía resultarme heroico. Aquí, sin embargo, se lo ve arrepentido del daño mundial causado por sus industrias, y eso lo predispuso a mi favor. Después de todo, cualquiera comete un error y todo el mundo tiene derecho a la redención. Su alter ego, Tony Stark, tiene a veces comentarios muy irónicos e ingeniosos, como cuando su hermosa asistente, Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) lo encuentra por primera vez enfundado en la armadura. Los efectos especiales son excelentes, pero lo contrario sería lo asombroso, dada la solvencia técnica de las películas norteamericanas en ese rubro. Sí, a mí me gustó.