"The reckoning" es lo primero que veo de Neil Marshall. Sí amigos, lo que leen. Ya sé que en determinados círculos tiene bastante predicamento el realizador inglés, pero más allá de sus episodios para "Game of Thrones", nada de nada. Y qué queréis que os diga, indiferencia total y absoluta. Es que ni frío ni calor, ni amor ni odio, ni bien ni mal, pasividad total y absoluta. Eso es lo único que me ha provocado su último film, una especie de drama épico-medieval enfocado desde el terror en el que todo lo que no sea medieval es mejor cogerlo con pinzas. Y la mayoría de veces, sobretodo en hablando de cine o televisión, eso es lo peor: no generar nada.
En "The reckoning", que es que por ser genérico lo es hasta el título, nos encontramos a una mujer recién enviudada luchando al mismo tiempo contra su arrendador y contra el tribunal de turno que pretende juzgarla por cargos de brujería. Todo esto durante la gran plaga de peste europea. Y ya. No hay más. Una historia vista mil veces, gran parte de ellas seguramente de mejor y más estimulante manera. Al final, menos ciertas ensoñaciones que tiene la protagonista con el demonio, todo lo demás solo rezuma hartazgo y pereza.
Por momentos fantaseas con que "The reckoning" siga ciertas veredas menos trilladas que se le ponen por delante, pero nada. Neil Marshall y compañía se empeñan en seguir el camino obvio sin ni una sola sorpresa agradable que llevarse a la boca.
En definitiva, no empezamos Neil Marshall y yo muy bien nuestra relación.