Yo siempre lo he dicho alto y claro, a mi Nacho Vigalondo es un director que me gusta aunque entiendo a la perfección a todos sus detractores. Pues bien, después de ver "Open windows", no solo ya comprendo a sus detractores sino que cada vez me siento más atraido a su bando. El film es un viaje solamente de ida hacia la más pura absurdez.
"Open windows" es una película que va de más a menos irremediablemente. El punto de partida es interesante; a pesar de lo radical de la propuesta, es envidiable ver como la historia se te va metiendo poco a poco, aunque no hayas conectado con ella de principio. Pero a medida que va avanzando la trama todo se va tornando cada vez más absurdo y dantesco. Da la sensación de que Vigalondo ha querido rizar tanto el rizo que ha terminado rizándose él. De mitad de película hacia delante ya no hay quien se crea la historia, por no mencionar que me dio tiempo a perderme unas cinco veces en su trama, como poco. Para desembocar todo en un final de obra irrisorio y excesivamente rocambolesco.
Eso si, visualmente, la película es envidiable. Nacho Vigalondo le da una tremenda vuelta de tuerca al género de metraje encontrado. Un género del que ya pocas sorpresas se podrían esperar.
Definitivamente "Open windows" es seguramente la cinta más extraña y abstracta de Vigalondo, hasta el momento. Tiene tantas virtudes como defectos, aunque al final me han terminado pesando más estos últimos. Vigalondo siempre ha tenido más el favor de la crítica que el del público, y con su último trabajo seguirá sin ganarse a estos últimos, y lo más probable es que empiece a perder a los primeros.