Tras el éxito del Dr. Frankenstein, Boris Karloff interpreta a una momia egipcia que revive miles de años después, en el siglo XX. Es una película que juega con las maldiciones milenarias y sus castigos, con algunas escenas memorables como la primera animación del "muerto" y el avistamiento de la misma.

La historia (y con ella el inquietante plan del sacerdote momia) se desarrolla de forma lenta para acelerarse en su parte final, pero en ambos casos algo más que las precedentes Drácula y la mencionada Frankenstein. Esos aspectos son los que en mi valoración se resienten comparándolas con esas anteriores, aunque el guión esté bien planteado y el maquillaje muy bien aplicado. Dejándonos al descubierto unos hipnóticos ojos que transmiten una sensación siniestra. Pero también es digna de mencionar la interpretación de la protagonista Zita Johann.

En definitiva, como señalan otras críticas parece que se puso más interés en los aspectos técnicos y estéticos que en el factor narrativo, que aunque goza de coherencia y lógica evolución no captura igual que otras propuestas de monstruos de Universal. Con todo, no quita para que se pueda disfrutar de la primera versión de La Momia. De la que se han hecho decenas de películas sin ser ningún éxito de crítica.