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Voto de Montaraz:
3
7.8
66,829
Drama
El objetivo de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven y ambicioso baterista de jazz, es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza. Terence Fletcher (J.K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del Conservatorio. Cuando Fletcher ... [+]
22 de agosto de 2015
70 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamento expresar mi gran desilusión sobre esta película. Mi crítica se fundamenta no tanto en las actuaciones, el ritmo de la filmación, la tensa trama y la disputa, seguramente muy aplaudible desde un punto de vista cinematrográfico, entre el estudiante de batería, obsesionado por encontrar la perfección hasta el extremo físico y mental, y el profesor, perfeccionista, exigente... hasta el nazismo, sino en la falta de sintonía de esta película con el verdadero espíritu del jazz, y de los músicos en general.
El jazz es en esencia improvisación, disfrute, compañerismo, y amor por la música... nada de esto se aprecia en esta sórdida película. La vocación musical pasa necesariamente por el sacrificio y las horas interminables de prácticas hasta conseguir que tu instrumento sea una prolongación de tu ser, y llegue a expresar la música que sientes dentro... pero en esta película se transmite una imagen completamente errónea, en donde prima el perfeccionismo en el tempo, la lectura precisa de la partitura, y, sorprendentemente, el virtuosismo de la bateria expresado este como la velocidad a la que se puede llegar a tocar, cuando dicho vistuosismo tiene mucho más que ver con la capacidad de girar entre ritmos y tempos diversos...
Magníficas actuaciones, sin duda, magnífica dirección y ritmo fílmico... pero pobre y falaz muestra del jazz y su interpretación.
El jazz es en esencia improvisación, disfrute, compañerismo, y amor por la música... nada de esto se aprecia en esta sórdida película. La vocación musical pasa necesariamente por el sacrificio y las horas interminables de prácticas hasta conseguir que tu instrumento sea una prolongación de tu ser, y llegue a expresar la música que sientes dentro... pero en esta película se transmite una imagen completamente errónea, en donde prima el perfeccionismo en el tempo, la lectura precisa de la partitura, y, sorprendentemente, el virtuosismo de la bateria expresado este como la velocidad a la que se puede llegar a tocar, cuando dicho vistuosismo tiene mucho más que ver con la capacidad de girar entre ritmos y tempos diversos...
Magníficas actuaciones, sin duda, magnífica dirección y ritmo fílmico... pero pobre y falaz muestra del jazz y su interpretación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El personaje protagonista, interpretado por un hierático, poco expresivo y antipático Miles Teller, es capaz de sufrir humillaciones varias durante los ensayos por parte del profesor, interpretado por J. K. Simmons, debido a su afán de triunfar y llegar a ser el mejor batería de jazz... como Charlie Parker lo fuera como saxofonista... pero muchos espectadores desconectamos y nos sentimos ajenos a este estudiante (y sus compañeros de banda) por la falta de credibilidad de esta primera premisa: ser el mejor músico de jazz no pasa por ser vejado por un estúpido profesor que te insulta a ti y a tu familia.
En la actuación final nuestro batería se queda bloqueado porque van a interpretar una melodía que él desconoce y para la que no le han dado partituras... Esto no tiene sentido entre músicos de jazz, acostumbrados en esencia a improvisar con sus respectivos instrumentos simplemente siguiendo las iniciativas del resto de compañeros de la banda... es decir, un músico de jazz, de cualquier instrumento, siempre va a ser capaz de improvisar, con gusto, y disfrutar de un reto así...
El final de la película es verdaderamente frustante, pues tanto el patético estudiante como el profesor nazi encuentran el anhelado entendimiento mutuo, tras la "deslumbrante" actuación del primero. El aprendiz disfruta por ser valorado por el profesor, mientras que éste lo hace por haber encontrado "su Charlie Parker particular". Y digo que es frustante porque de algún modo justifica toda la trama de poder-sumisión desmesurado que gira alrededor de ambos protagonistas, dejando al espectador con la amarga sensación final de que "la letra con sangre entra"...
En la actuación final nuestro batería se queda bloqueado porque van a interpretar una melodía que él desconoce y para la que no le han dado partituras... Esto no tiene sentido entre músicos de jazz, acostumbrados en esencia a improvisar con sus respectivos instrumentos simplemente siguiendo las iniciativas del resto de compañeros de la banda... es decir, un músico de jazz, de cualquier instrumento, siempre va a ser capaz de improvisar, con gusto, y disfrutar de un reto así...
El final de la película es verdaderamente frustante, pues tanto el patético estudiante como el profesor nazi encuentran el anhelado entendimiento mutuo, tras la "deslumbrante" actuación del primero. El aprendiz disfruta por ser valorado por el profesor, mientras que éste lo hace por haber encontrado "su Charlie Parker particular". Y digo que es frustante porque de algún modo justifica toda la trama de poder-sumisión desmesurado que gira alrededor de ambos protagonistas, dejando al espectador con la amarga sensación final de que "la letra con sangre entra"...